Delegación de san Marcos. |
Salvador Encarnación
La Delegación de san Marcos fue noticia estatal en la última semana de enero, por unos brotes de vapor en una de sus calles. Todavía en los años ochenta del siglo pasado esto era lo normal en esta Delegación. La mayor parte de su suelo está sobre veneros de agua caliente. Y por aquellos tiempos las personas colocaban tablas para caminar sobre ellas y no caer en los lodos hirvientes. En la orilla del poblado están Los Volcancitos, unos pequeños géiseres con aguas termales. Son nacimientos de agua hirviendo que asombraron, antaño, al padre Fray Antonio Tello quien estuvo de guardián en el convento de Zacoalco en la época de la evangelización, siglo XVII. Escribió: "El pueblo de San Marcos está dos leguas de la cabecera, a la falda de la serranía que tiene Tzaqualco al oriente, junto a una fuente de agua caliente, y en el camino que va de Tzaqualco allá hay otro ojo de agua caliente que si cae una bestia en él dentro de media hora está cocida, porque hierve como una caldera grande cuando tiene mucho fuego, y está despidiendo con fuerza unos como bodoques de barro, y llegándola alguna persona a ver, a poco espacio de tiempo deja de hervir y echar aquellos bodoques hasta que se va".