Reflexiones sobre la lengua
Ramón Moreno Rodríguez
Los que vivimos en la zona
central del país, cuando viajamos por el sureste de nuestra patria nos
sorprende que por aquellos estados (Yucatán, Quintana Roo), muchas personas
hacen ciertas construcciones al revés (semánticamente hablando) de lo que
quieren decir y no es extraño escuchar la expresión “te presto cien pesos”
cuando en realidad quiere decir “préstame cien pesos”.
Muchos se admiran y se ríen de tal fenómeno, pero no
captan que esta curiosa construcción se puede dar en cualquier lugar y nadie
está a salvo de resbalar en esta casa del jabonero que es el uso de la lengua.
Todos estamos expuestos a las pifias. Por ejemplo, en la ciudad de México se
suele decir al revés la construcción “Se da pensión nocturna” refiriéndose a
automóviles que necesitan ser encerrados por las noches para que no sean robados.
Es frecuente ver letreros de tal jaez en los estacionamientos públicos. Pues bien,
nadie o casi nadie reflexiona que la construcción fue dicha al revés, pues en
realidad no se da, sino que se reciben automóviles en pensión. Yo he tratado de
explicar la diferencia de dar o recibir los vehículos en pensión nocturna y
simplemente no se aceptan mis argumentos, me dicen que no entiendo de qué se
trata.