Brasil Acosta Peña*
Un
gobierno que no es capaz de ofrecer a los niños una alimentación adecuada y
seguridad física durante sus primeros meses de vida, escuela que desarrolle sus
capacidades intelectuales, la visión del mundo objetiva y científica y el
bagaje cultural mínimo necesario para que pueda defenderse de las inclemencias
socioeconómicas y aspirar a la construcción de una sociedad más justa, es un
gobierno fallido que no merece la posición de mando que le ha conferido la
sociedad. Un régimen que no centra buena parte de sus esfuerzos y recursos en
el desarrollo integral de los infantes, sobre todo en los que viven en
condiciones de vulnerabilidad elevada, es un gobierno atrasado e infame que
debe cambiarse.