Ayer
domingo fui a visitar a mi hermano Gustavo, hacía rato que no iba para el
pueblo. En estos casos, todos lo sabemos, hay muchos asuntos de los qué charlar.
Ni tardos ni perezosos empezamos a repasar nuestro repertorio pendiente.
Incluso, desatendió el asunto de la limpieza de su taller para charlar más a su
placer. Me contó de sus males, de lo caro que están las rentas, de los muertos
y desaparecidos, de los malos gobernantes y también de los buenos.