Los
toros, la fiesta brava, la luz y sombra, está en tela de juicio. El respeto a
la vida y el no causarle dolor a un ser vivo crece día con día entre la
sociedad. Vemos a ciudadanos portando mantas y lanzando exclamaciones de
repudio. “La fiesta del arte” emiten los amantes de la fiesta taurina. “El
sufrimiento de un animal”, exponen los detractores. “Eso no es arte, es,
mínimo, sadismo”. Agregan los defensores.