Fernando
G. Castolo*
Una
vuelta aquí y otra vuelta acá. Así, en vueltas y revueltas nos dirigimos a
Atengo, un breve pueblo de caseríos aprisionados cobijado por la Sierra de
Quila. Fuimos recibidos por las emblemáticas torres de la parroquia que dominan
el paisaje; templo erigido en honor a Nuestra Señora de la Natividad, diminuta
y bella imagen que se venera desde el siglo XVI.