Pedro
Vargas Avalos
Ardua
ha sido la tarea que se han echado a cuestas los cronistas
municipales de Jalisco, pues desde su creación el 23 de noviembre de
1994, teniendo como sede el auditorio del Archivo Histórico del
ayuntamiento de Guadalajara, se han celebrado anualmente las
asambleas estatales, que establecen sus estatutos, con el paréntesis
de la pandemia (2020-2022) terrible que azotó a la humanidad, pero
la cual no impidió subsanar ese lapso, organizando estos apóstoles
de la cultura, el año de 2022, los tres respectivos Congresos
aplazados: el de 2020, en Atequiza; el correspondiente a 2021 en
Autlán de Navarro -la antigua Autlán de la Grana- y el del año
pasado, en El Grullo, con motivo de cumplir esta nueva ciudad sus 113
años de vida municipal. Ahora, porque ya habían celebrado una
asamblea anual hace años, de nueva cuenta se llevó a cabo -el
sábado 18 de noviembre- un Congreso, el XXVIII, en la tierra del
ilustre revolucionario Eugenio Zúñiga, padre del primer premio
Jalisco de literatura (Olivia Zúñiga) en tiempos del gobernador
González Gallo, el año de 1950, por su novela “Retrato de una
niña triste”, relato que es una especie de autobiografía.
Precisamente, el cronista de Tenamaxtlán, Miguel Gómez Arreola,
publica en la revista de los cronistas, su trabajo “Tlajomulco de
Zúñiga y Tenamaxtlán, Hermanados por la literatura”, porque esa
singular escritora, vivió varios años en la tierra del autor del
artículo.