Por Jean Cassou2
Uno de los libros que más emocionan por su sencillez, es Constanza. Guillermo Jiménez, escritor mexicano, en una serie de breves anotaciones, evoca recuerdos de su infancia, la imagen y la muerte de su madre. Esto es muy delicado, quizá demasiado. Parece que el autor deseoso de despojarse del artificio, haya acabado por perder todo contacto con la materia de su libro. La emoción es más fina de la que Jiménez ha querido producir. Se atenúa y se borra. Pero esto no es para dejarnos indiferentes y hay aun, en ciertos capítulos, bastante misterio para impresionarnos, detalles encantadores y el sabor, lleno de ternura, de las lágrimas.