“Este
es el Paso que separa los hombres de los niños” …la diferencia entre los niños
y los hombres es la diferencia entre aquel que se esfuerza por alcanzar un
objetivo marcado por él mismo y aquel que aspira alcanzar el objetivo perfecto
que es el de Dios. Se sugiere que debemos llegar a estar enteramente dispuestos
a aspirar alcanzar la perfección… Al decir “¡Nunca, jamás!” cerramos nuestra
mente a la gracia de Dios… Este es el punto en el que abandonamos los objetivos
limitados, y nos acercamos a la voluntad de Dios para con nosotros.