La experiencia de A.A. nos ha enseñado que no
podemos vivir solos con nuestros apremiantes problemas y los defectos de
carácter que los causan o los agravan. Si hemos recorrido con . . . (el) Paso
Cuatro . . . han aparecido en relieve aquellas experiencias que quisiéramos no
recordar . . . entonces se nos hará más apremiante que nunca la necesidad de
vivir llevando a cuestas esos tormentosos fantasmas del pasado. Tenemos que
hablar con alguien acerca de ellos.