Aquiles
Córdova Morán
Pido
perdón a mis escasos lectores por mi falta de agudeza política, pero por un
elemental sentido de honradez intelectual debo confesar que, por más que me
esfuerzo en ello, no alcanzo a ver, a captar, el meollo, la lógica profunda y
realista del planteamiento de quienes sostienen que, si no efectuamos un
riguroso “ajuste de cuentas con el pasado”, si no llevamos a cabo una
“operación cicatriz” mediante una persecución sin cuartel y un “castigo ejemplar”
de quienes se hallaron al frente del país en momentos ciertamente difíciles y
conflictivos de su historia reciente, jamás podremos tomar un rumbo firme y
sostenido hacia el progreso económico, político y social de la nación. No veo
cómo o por qué el meter a la cárcel, por ejemplo, a expresidentes, pueda jugar
el papel de disparo de arranque que lance al país a toda velocidad por sendas
de riqueza, progreso y bienestar, aun cuando todos los demás factores de la
vida nacional permanezcan sin cambio alguno, tal como ha ocurrido hasta ahora.