Fernando
G. Castolo
El
primer Cardenal mexicano, José Garibi Rivera, siempre expresó un profundo amor
y especial atención, durante su gobierno arquidiocesano, por la antigua
Zapotlán el Grande, y ello específicamente por dos razones: en primer lugar por
ser la tierra de sus primeros ancestros, quienes, llegando de la península
ibérica, se radican en este pueblo desde finales del siglo XVIII; de hecho, su
tío tatarabuelo, don Francisco Antonio de Garibi y Jugo, fue mayordomo de la
función josefina en el año de 1802, así como firmante del juramento en que se
confirma el patrocinio de San José, en el año de 1806.