Un
momento por favor
J.
Jesús Juárez Martín
Esperando
el Año Nuevo, avanzaba la última noche, reciente y ya signada vieja noche, que
entre algarabía y cuenta fatal de doce icónicas campanadas se coreaban con
fuerza los agónicos últimos diez segundos del recordado año. Que a deber nos
quedó porque nos recluyeron por cuidados sanitarios desde el primer trimestre
inicial del venturoso año 2020. Marcando
el final de una media noche vieja del
2020 y en espera de la glamorosa bienvenida de FELIZ AÑO NUEVO 2021. Llegó y
aunque medio turbados en familia, disertamos de lo que deseamos, los ocho
miembros de la familia presente; cuatro Mayores de la Tercera... ¿Tercera...
Edad Dorada?; una Pareja entre los cuarenta y treinta y tantos años,
progenitores de una casi quinceañera, un
niño de diez años y el Benjamín de la Familia, el noveno e indispensable miembro,
que movía con intensidad sus brazos y piernas, unido a un ritual desconocido
para él, pero signado con ademanes, gritos y apretones y uno que otro beso
recibido de apenas seis meses de edad, deseamos y esperamos este venturoso año que será el marco temporal
a lo que nosotros realicemos de acciones a favor de nuestras familias, amigos,
vecinos, connacionales, nosotros mismos y la concentración en la decena de
segundos, se volvió un carrusel ordenado y una expresión reñida y altisonante
que se vivía a Toda Madre, y sin mención, de vivencia eufórica, silenciosa y
compartida, sin las altisonantes palabras y disfrutadas lo íntimo de tantos momentos ya vividos, que
son “requiest en paz”, colectivos...
Amén... amén... amén. Así fue y
así es. Gracias a Dios que nos permitió vivirlo, en el selecto grupo, como los
hubo por millones a lo redondo ancho y mundo que llamamos Tierra y que es nuestro
lugar de referencia cósmica en el Sistema Solar por estos rumbos de la Vía
Láctea.