Sandra Gómez
Estimado lector, en esta ocasión deseo compartir una
frase que mi amiga Claudia dijo: “si se vendiera el sentido común, tu y yo
seriamos ricas…, habría muchos clientes”.
Entre risas mi amiga me comentaba que ella como arquitecto manejando
personal en la construcción daba instrucciones y si no supervisaba con
frecuencia, los empleados hacían cosas que carecían de sentido común, desde el
abatimiento de las puertas, la altura de las ventanas, puertas e incluso
techos, por su “comodidad” resolvían a su manera.