La
figura de Donna Summer sintetiza una década festiva y —para muchos— decadente.
Su música fue un homenaje al placer y al movimiento, con letras que de tan
sacrílegas se convirtieron en verdaderas alabanzas
Tenía noción de que la esencia del
universo era musical.
H. A. Murena
Creyente
como soy, alguna vez me encontré con un disco y lo compré. Ahora gira de nuevo
en el reproductor. De las cualidades encontradas en este material está, es
claro, la belleza de las voces y su música. Pero un suplemento más profundo fue
el que me condujo a la comprensión de una frase del filósofo argentino H. A.
Murena. Tardé diez años en hallarle sentido. Fue gracias a la cantante de color
Mahalia Jackson que entendí. Desde entonces, cada vez, al escuchar Gospels
& Spirituals, sé algo más de la frase y del ensayo “Ser música” (La
metáfora y lo sagrado, de Murena), y voy siempre hacia las alturas: mis
sentidos se elevan y agradecido digo a Mahalia mis palabras. Ya la sola imagen
auditiva Góspel, por otra parte, me eleva; ya con el sólo hecho de proferir
Spirituals, advierto el nombre de la vieja cantante…