Alan
Arenas
Ya sea
un punto y coma, tres puntos suspensivos… un punto y aparte; o un simple punto
final. Nuestro idioma está pautado por puntos, que le dan ritmo a nuestra
lectura, a nuestra voz. Todos ellos nos permiten darle orden y estructura a
nuestras imágenes mentales; desde el inicio de nuestro proceso de aprendizaje
en la lectura nos lo han recalcado: “Los puntos ortográfico le dan ritmo a la
lectura”; pero qué pasa cuando los puntos no sólo dan ritmo, sino que también
crean palabras con el simple hecho de
pasar los dedos por una hoja y poder leer. Esto es lo que provoca el lenguaje braille.