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Busto del Doctor Atl, en el museo de Pihuamo. |
Pablo
Zavala
México
es un país de sorpresas en lo positivo como en lo negativo, existen grandes
talentos de los que aún me sorprendo. Comenzando el viaje que intentaré narrar
basándome en mi humilde percepción de los espacios, como una persona que ama la
riqueza natural y cultural del sur de Jalisco. Me doy la libertad de expresar
la bella vegetación que me ofrece el otoño en las zonas que menciono, adornando
el lenguaje me referiré al pintor Gerardo Murillo, conocido como el Dr. Alt,
quien en su momento es precursor del nacionalismo mexicano y en estas líneas
hago referencia a los paisajes de Pihuamo, como un lugar donde se produce un
café exquisito y que no es tan famoso como el de Amacueca. De igual forma el ir
en un vehículo apreciando las distintas tonalidades de la hoja seca y el verdor
que me brindan los arboles de rosa morada. Entre historias de la casa que
frecuentaba el ilustre pintor y escaso valor que a veces le damos a las cosas,
desaparecieron unas obras originales, pero que aún se preservan. El mismo caso
sucedió con los intelectuales de Zapotlán, ¿Cuántas veces salieron los
ejemplares enviados por Guillermo Jiménez de la biblioteca de Don Alfredo
Velasco Cisneros? De igual manera de la Casa de Arreola y por ahí siguen
vagando en manos de otros sedientos de conocimiento.