Samuel Gómez Patiño
Hace algunos años, en uno de mis
grupos de primer semestre estaba sentado en uno de los primeros asientos del
salón, un alumno que llamó mi atención desde que llegue por su condición
física. Tenía en su pupitre una computadora personal, en esos años difícil y
costosa de conseguir. Siempre poniendo atención y extrañamente participativo,
desde el inicio se mostró interesado en la clase. El alumno que todos queremos
tener, al menos en el papel.