En el
imperialismo, gracias al saqueo de los países sometidos, la clase capitalista
de las grandes potencias ha podido, históricamente, arrojar a los pobres de su
propio país algunas migajas de riqueza para adormecer su conciencia y
atraerlos, atenuando así las contradicciones internas, como estrategia de
estabilidad política. En su escrito de 1914, Carlos Marx (Breve esbozo
biográfico con una exposición del marxismo), dice Lenin: “Compárese esto con
los numerosos ejemplos de Marx y Engels, sacados del movimiento obrero inglés
de cómo la ‘prosperidad’ industrial suscita tentativas de ‘comprar a los
obreros’ y de apartarlos de la lucha; de cómo esta prosperidad en general
‘desmoraliza a los obreros’; de cómo el proletariado inglés ‘se aburguesa’, de
cómo ‘la nación más burguesa de todas’ (Inglaterra) ‘parece que quisiera llegar
a tener junto a la burguesía una aristocracia burguesa y un proletariado
burgués’; de cómo desaparece en él la ‘energía revolucionaria’; de cómo habrá
que esperar más o menos tiempo hasta que ‘los obreros ingleses se desembaracen
de su aparente contaminación burguesa’; de cómo al movimiento obrero inglés le
falta ‘el ardor de los cartistas’; de cómo los líderes de los obreros ingleses
se transforman en un tipo intermedio ‘entre el burgués radical y el obrero’; de
cómo, en virtud del monopolio de Inglaterra y mientras ese monopolio subsista,
‘no habrá nada que hacer con el obrero inglés’” (son varias citas tomadas por
Lenin de diferentes escritos de Marx).