miércoles, 9 de abril de 2025

¿Se debilita la democracia?

 



Víctor Hugo Prado


Pocos jóvenes saben que en 1990 se fundó el Instituto Federal Electoral (IFE) para darle certeza y legalidad a la elección de gobernantes. No fue hace mucho. Pocos saben que, apenas hace 28 años se llevó a cabo por primera vez un debate público entre candidatos a la Presidencia en México. Pocos saben que, hace apenas 26 años que el IFE se transformó en Instituto Nacional Electoral (INE) y logró ser un ente autónomo del gobierno y que su actuar objetivo, legal, certero y transparente permitió elecciones limpias.



Por tanto, tenemos una joven democracia, pero que lamentablemente empieza a entrar en una severa crisis. Provocada por un proceso debilitamiento impulsado por el gobierno, que ha encontrado eco en una ciudadanía complaciente y poco participativa. Lo grave es que su debilitamiento va a repercutir, de hecho, ya repercute en violaciones sistemáticas a los derechos humanos, reflejada en la violencia generalizada, la escasez alimentaria, de medicamentos, la crisis eléctrica y de salud; también de ilegalidad e impunidad por mencionar solo algunos.


Lo vemos en procesos electorales sin transparencia. En el control absoluto de las instituciones. Lo vimos en la conversión del 54 por ciento de los votos en un 74 por ciento de escaños en la cámara de diputados para lograr una mayoría artificial. Lo vemos en la destrucción del poder judicial porque fue incomodo a resoluciones que no validaban deseos del poder ejecutivo. Lo vamos a ver con la elección amañada, deficiente y manipuladora de jueces, magistrados y ministros del poder judicial.





Lo vimos con la desaparición de órganos autónomos, esos que durante el desarrollo democrático se crearon para vigilar al gobierno en materia de transparencia, energía, comunicaciones y educación. Lo vemos con la militarización del país mediante la Guardia Nacional, militares y marinos; por cierto, con escasos resultados para contener al crimen organizado.


Desde el gobierno se asfixia a la libertad de expresión, se “alinea” a medios de comunicación cuando señalan los errores y horrores del gobierno. Se desplaza a comunicadores incomodos y se alienta a “paleros” y propagandistas. Además, los canales oficiales poco a poco se han convertido en voceros del gobierno, renunciado a su labor de ser voces críticas de lo que no funciona bien o de lo que debería funcionar mejor.





Se desprecia a las minorías parlamentarias, se les etiqueta como traidores a la patria. Se persigue a organismos no gubernamentales o asociaciones civiles que disienten del gobierno. Se trata de acallar voces divergentes. Se trata de evadir y anular la diversidad política.


Si estos no son signos de debilitamiento democrático, ¿entonces que son? Dígalo usted.






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