Pedro Vargas Avalos
“Vox
Populi, Vox Dei”, decían los antiguos y refrendaron los
contemporáneos. Así debemos entender lo que pasa en nuestra patria
y lo que sucede, hoy por hoy, en los Estados Unidos (EU).
En efecto, en México, desde el año 2018, nuestros compatriotas salieron a la calle y votaron para dar un tremendo bofetón a los residuos del neoliberalismo, facción que tenía al menos desde los tiempos de Miguel de la Madrid (1982-1988) las riendas del poder en la república. Esa fue la derecha destrozadora de lo que, desde la Constitución de 1917, con notable esfuerzo se había logrado por los regímenes revolucionarios en bien de los mexicanos. El clamor ciudadano azteca se incrementó, y la rancia derecha que representaba la incomprensible unión del PRIANRD, recibió nueva paliza en los comicios del 2 de junio de 1994, llevando a la presidencia de la nación a la primera mujer que detenta tan elevado cargo, y como se ve por las encuestas que se han levantado a lo largo de sus primeros seis meses de gobierno, lo ha hecho con enorme aceptación -entre 70 y 90 por ciento- del pueblo. Podemos decir que el pueblo habló y la calle lo cobijó.
De manera inesperada a nivel internacional, las elecciones celebradas el martes 5 de noviembre de 2024, en nuestro vecino norteño, arrojaron el poco deseado anhelo de que volviera al poder el señor Donald Trump; pero los votantes estadounidenses así lo decidieron y ni hablar, el 20 de enero del corriente año, asumió dicho personaje, por segunda vez, el mando del poderosísimo país del norte de América. Y así desde Washington, se dedicó un día si y otro también, por sus bravuconadas e intimidaciones, a provocar nervios en todos los países del orbe.
Las consecuencias, de esa actitud del potentado norteamericano, se han reflejado de distintos modos: ante las naciones del mundo entero (en donde se encuentran amigos, aliados y adversarios) y ante los habitantes de EU, constituidos en una masa que integra anglosajones, negros, iberoamericanos -conglobados en la palabra latinos-, además de asiáticos, africanos y europeos de todas las etnias habidas y por haber de ese continente. Cuales han sido esos efectos, es materia de estudio y observación constante dentro y fuera de la tierra del Tío Sam.
La inmensa mayoría de observadores, califican al señor Trump como un exponente de la ultraderecha: esta corriente política, por esencia radical, la podemos identificar conforme aceptadas opiniones al voltear la vista a las experiencias del fascismo y el nazismo -de nefastos antecedentes mundiales-, y que lamentablemente en la actualidad esa extrema derecha, muy renovada en varias zonas del planeta, recoge ideas del neofascismo, el neonazismo, la derecha alternativa, el supremacismo blanco y otras tendencias de organismos que se caracterizan por su xenofobia, y por ser racistas a veces entonados con aires teocráticos pero eso sí, invariablemente reaccionarios.
Afirma el nobel de economía, Paul Krugman, que “Los aranceles de Trump es una política económica desastrosa, basada en mentiras, mal diseñada y con consecuencias inflacionarias, recesivas y regresivas…” Agregando el susodicho estudioso que, de esa forma, “Lejos de liberar a EU., estos aranceles podrían precipitar una crisis económica mundial”. A contrapelo, el hablantín mandatario expresó a sus parciales, que los países golpeados por los aranceles, “me están llamando y besándome el trasero…” para arreglar su problema.
Por lo anterior, es que resulta altamente peligroso que imperen tales pensamientos en los gobiernos más importantes del mundo. Así se comprende al leer lo que afirman Peter Davies y Derek Lynch: “En caso de que eso suceda, tal política de extrema derecha puede conducir a la opresión, la violencia política, la limpieza étnica o el genocidio contra grupos de personas en función de su supuesta inferioridad o su percepción de amenaza para el grupo étnico nativo, la nación, el estado, la religión o cultura dominante o instituciones sociales conservadoras”.(El compañero de Routledge para el fascismo y la extrema derecha, Londres 2003).
La calle de muchísimas ciudades estadounidenses, recibieron el domingo antepasado a entusiastas, pero airados a la vez, ciudadanos para protestar contra Trump y sus políticas. Cientos de miles se manifestaron en Washington y todo Estados Unidos contra el presidente Donald Trump y su aliado Elon Musk por despedir a miles de trabajadores federales, deportar a migrantes, reducir la protección a personas transgénero y recortar programas de salud. Las protestas forman parte del movimiento Manos fuera. (La Jornada 6-IV-2025). Un orador en Illinois claramente expresó “nuestra nación moralmente está en bancarrota en este momento”. (Pastor Joe Mitchell, New Hope, Iglesia Bautista). A esa voz se unió la de una latina Verónica García Martínez, quien afirmó: "Los inmigrantes son la columna de este país”. Y todo lo sintetizó Anna Wilhelmi, del condado Kalb: "No cederemos ante el fascismo. No cederemos ante una dictadura. No cederemos ante una monarquía. Somos un pueblo libre…pero sentimos este miedo. Sentimos dolor. Sentimos que hemos entregado nuestro poder a quienes abusan de nosotros y desafían nuestra confianza”. Finalizando con una esperanza para lograr su meta: “Ahora recuperamos nuestro poder”. (Hola, radio noticias, 9-IV-2025 traducido por Carlos Loera).
A cambio de lo que pasa con el magnate jefe del gobierno derechista de EU, podemos ver lo que acontece con la presidenta de México. El periódico británico Financial Times resaltó la labor de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, por lidiar con Donald Trump, al mismo tiempo que sube sus niveles de aprobación en el país. (Político mx, Mónica Cruz, 29-III-025). Otro gran diario de EU, el New York Times, señaló en un artículo que “ante su firmeza y las respuestas que dio al republicano, se ha ganado el respeto y los elogios de Donald Trump a diferencia de otros líderes a quienes ha criticado abiertamente”. (edición de Marzo 15, 2025). Ya con exageración generada por su buen desempeño, que lo demuestran las encuestas recientes que van del 70 hasta el 90 por ciento de apoyo, leemos al periodista Fernando Coca: “… en entrevista con DW News, la editora en jefe de American Society/Council of the Americas Online, Carin Zissis, aseguró que la aprobación que ha logrado alcanzar en el país, la hace la mujer presidenta más popular del mundo”. (Político mx, 15-III-025).
La cereza del pastel, dentro de sus actividades, Claudia Sheinbaum la conquistó en Tegucigalpa, apenas el 9 del corriente mes cuando acudió a la IX reunión de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) en donde exhibió su sencillez y carisma, además de su inteligencia y visión de lo que es la paz y la cooperación para el progreso. La mandataria explicó que “la unidad es hoy la esperanza de Latinoamérica frente al contexto internacional”, y tras señalar aspectos importantes de la región, propuso una Cumbre para el Bienestar Económico. La aprobación de sus palabras las cerró una especie de ovación.
De esa manera, podemos manifestar que pueblo y calle han hablado, dejando bien marcada la calificación de los dos mandatarios vecinos: Donald Trump, el tremendo y provocador jefe del norteño EU y la sensata, hábil y firme, presidenta mexicana. “Vox Populi, Vox Dei”, la voz del pueblo es la voz de Dios.
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