Brasil Acosta Peña
Carlos Marx, en
su genial obra El Capital, puso al desnudo el mecanismo que el
sistema capitalista utiliza para explotar a los trabajadores y, al
propio tiempo, para tenerlos “contentos”. Señaló que al obrero
no se le paga su trabajo, pues el obrero al hacer el contrato no ha
laborado, por ende, no vende su trabajo, sino su fuerza de trabajo,
concepto acuñado por Marx y que se refiere a la capacidad que cada
trabajador tiene, por término medio, para realizar una determinada
labor productiva. Marx señaló que, como toda mercancía, la fuerza
de trabajo tiene un doble carácter: valor de uso y valor. El valor
de uso de la mercancía fuerza de trabajo es el trabajo, en otras
palabras, si se contrata a un obrero para que apriete un botón
durante ocho horas, entonces, el valor de uso de la fuerza de trabajo
de ese trabajador es que apriete el botón durante ocho horas.
Ahora bien, ¿cómo se determina el valor de la fuerza de
trabajo? Por el valor de los productos y servicios que los
trabajadores requieren para estar listos al día siguiente para
trabajar y para que cuando falten haya quien les sustituya, en otras
palabras, se trata del valor de una canasta básica que garantice que
el trabajador reponga sus fuerzas de un día a otro para que esté en
condiciones de volver a trabajar. Al trabajador no le dan la canasta
básica de alimentos y servicios, le dan dinero que no es otra cosa
que su salario.
En su obra cumbre, Marx señala que el trabajo
es la única fuente de la riqueza en combinación con la naturaleza;
sin embargo, la naturaleza por sí sola no crea valor, pues el
concepto valor es un concepto social. Así, dado que el trabajo es la
única fuente creadora de valor, Marx puso al descubierto la
capacidad que tiene la fuerza de trabajo, aunque la pagaran por su
valor, de generar más valor del que ella misma cuesta.
Efectivamente, pone el ejemplo de un telar, si se coloca un carrete
de hilo de algodón para hacer una camisa y el carrete tiene un costo
de 10 dólares, al término de la producción de la camisa, si se
agota un carrete en una camisa, por ejemplo, entonces, la camisa
tendrá 10 dólares del hilo, nada más. Es, por tanto, la capacidad
del trabajador la que al crear la camisa le imprime más valor del
que ella misma cuesta. Por ende, si la mercancía camisa puede
venderse a un sobreprecio por encima del costo ello se debe a que la
camisa en sí misma tiene un valor superior al costo de producción.
Entonces, al trabajo realizado, pero no pagado por el patrón fue a
lo que Marx llamó plusvalía.
Marx planteó, en la primera
parte de su libro que, aunque se pagara la fuerza de trabajo por lo
que vale, de todos modos, en el sistema capitalista el trabajador es
explotado y ello se debe a la plusvalía. Ahora, ¿cómo se calcula?
No es sencillo, pero Marx estableció los principios generales. Si
hablamos de una jornada de trabajo de ocho horas, Marx supone que el
trabajador labora la mitad del tiempo para reponer lo que su salario
cuesta, es decir, en pesos lo que el valor de su fuerza de trabajo
representa. De esta suerte, el resto de la jornada el obrero trabaja
gratis para el patrón generando la plusvalía, que una vez que se
realiza la mercancía, es decir, que da el salto mortal y pasa a ser
adquirida, se convierte en dinero y, quitando el salario, se
convierte en la ganancia del capitalista.
Pues bien, si el
patrón desea incrementar la plusvalía, lo puede hacer aumentando la
jornada de trabajo por encima de las ocho horas y pagando menos o no
pagando nada, a ello le llamó Marx plusvalía absoluta. En segundo
lugar, si no podemos reducir la jornada de trabajo entonces hay que
reducir el costo de la mano de obra, en otras palabras, incrementar
la productividad en los sectores de las mercancías que forman la
canasta básica de los obreros; así, en vez de tardar la mitad de la
jornada de trabajo, supongamos que ahora se repone el salario en sólo
una cuarta parte, por tanto, las tres cuartas partes restantes de la
jornada son plusvalía para el patrón en una inmóvil jornada de
ocho horas.
Finalmente, a partir del capítulo trece sobre la
maquinaria, Marx advierte que puede intensificarse la explotación y
lo que antes en dos horas se podría obtener de plusvalía, ahora
hace el supuesto de que esto puede cambiar. Por ejemplo, si se
intensifica el trabajo, puede que al cuerpo humano le extraigan las
energías de dos horas de antes en una hora intensiva. La
introducción de un invento en la industria, finalmente, que supere a
todos sus rivales, le permite a ese sector obtener plusvalía
extraordinaria.
Veamos cómo están las cosas en los tiempos
que corren. Vamos a poner un ejemplo actual. Tuvimos acceso a los
datos de un fabricante de vasos que nos permitió sacar los
siguientes cálculos. Se trata de una empresa altamente especializada
y mecanizada, los trabajadores son literalmente apéndices de la
máquina. La empresa produce un millón y medio de cajas al año, a
razón de cuatro mil 200 cajas diarias.
Cada una de ellas tiene un
costo de 177 pesos mexicanos, por tanto, el costo por día equivale a
743 mil 862 pesos. La venta al público por caja es de 800 pesos, por
ende, el ingreso total es de tres millones 360 mil pesos. Quitando
los costos de producción a los ingresos totales, la empresa obtiene
una ganancia diaria de dos millones 616 mil 138 pesos (a esto tal vez
hay que agregarle costos de distribución: transportación y otros
que no están especificados en el costo de producción). Sus ingresos
son 4.5 veces superiores a los costos y la ganancia total anual de
esta empresa es de cerca de mil millones de pesos.
El obrero
trabaja una jornada de ocho horas, entonces, toca calcular en cuanto
tiempo el obrero reproduce el valor de su fuerza de trabajo. El
obrero gana en promedio por día la cantidad de 341 pesos. Los
minutos que se requieren de trabajo directo para la elaboración de
una caja es de 1.38 minutos, por ende, si el trabajador labora ocho
horas, equivalente a 480 minutos, por lo tanto, cada trabajador
produce, en esas ocho horas, 348 cajas en promedio. Esto equivale a
un costo de 61 mil 603 pesos por trabajador y un valor de mercado de
278 mil 260 pesos por trabajador (tomando en cuenta TODOS los costos,
incluido el salario del trabajador). De ello se deriva que la
ganancia del patrón por trabajador por jornada es de 216 mil 657
pesos, que es una buena aproximación a la plusvalía en su forma
monetaria.
Si pasamos estos datos a minutos, resulta que el
costo de cada caja producida por una persona por minuto es de 128
pesos y el ingreso por la venta de la caja producida por persona por
minuto es de 580 pesos. Por lo tanto, si dividimos el salario del
trabajador, 341 pesos, por el costo de producción de la mercancía
por persona por minuto, 128 pesos, entonces, en 2.66 minutos el
trabajador recupera lo que cuesta su fuerza de trabajo; pero si
dividimos el salario del trabajador, 341 pesos, por el precio de
venta de la mercancía por persona por minuto, 580 pesos, entonces,
el tiempo que requiere el trabajador para reponer su fuerza de
trabajo es de tan solo 0.59 minutos, equivalente a 36 segundos, por
ende, el resto de la jornada que equivale a siete horas y 59.4
minutos, labora gratis para el patrón.
Ése es el nivel de
explotación de la mano de obra en México, razón por la cual la
clase obrera en México debe tomar conciencia del problema, educarse
y organizarse para ser quien maneje la fábrica, quien gobierne al
país y quien disfrute de la riqueza creada por sus manos con una
vida mejor para ella y para sus hijos.
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