miércoles, 23 de abril de 2025

Los escaparates literarios de Ciudad Guzmán: a somos episódicos

 




Fernando G. Castolo*


En Ciudad Guzmán, hasta lo que hemos estudiado, nunca existieron las revistas literarias, propiamente. Lo que sí hay es una evidencia impresionante de aportaciones literarias desde principios del siglo XIX, a través de los sonetos impresos en los carteles que anuncian la solemnidad anual en honor a Señor San José.



Después, a partir de la segunda mitad del mismo siglo decimonónico ya tenemos un periodismo circulante, desde el momento mismo en que la imprenta se instala en 1857. En los muchos ejercicios de la prensa escrita hay secciones o rincones literarios en que aparecen muy sentidas poesías firmadas, en su mayoría, por pseudónimos, algunos de los cuales sí tenemos identificados pero todavía falta una buena tesis de investigación que esclarezca esa época creativa.


Ahí tenemos a "El Faro" o "La Luz de Occidente" en que, sobretodo, aparece poesía religiosa. Entre los autores identificados destacan: Refugio Barragán de Toscano, Balbina González, José Gómez Ugarte, Antonio Ochoa Mendoza, Francisco Galindo Torres, José María Cárdenas Madrueño, entre otros.





Ya entrado el siglo XX la literatura pervive con esos tintes, y no es sino hasta la década de los años treinta en que una camada de sensibles poetas y ensayistas coinciden en las páginas del medio periodístico "Plus Ultra", considerado como el "Bandera de Provincia" zapotlense. Ahí existen sensibilidades que descollan talentos. Entre los literatos de esa época dorada que da nacimiento al primer grupo cultural de la ciudad, el "Cervantes Saavedra", podemos mencionar a: Alfredo Velasco Cisneros, María Cristina Pérez Vizcaíno, Franco Beas, Fernando Chávez Fieldens, Guillermo Jiménez, Friné Castillo Villanueva y José Manuel Ponce Segura, entre otros. Por cierto, este último personaje daría pauta para fundar en la siguiente década otro grupo cultural, el "Arquitrabe", cuyo ámbito creativo es más evidente en los años cincuenta y sesenta. Ahí coinciden: Roberto Espinoza Guzmán, Juan José Arreola, Félix Torres Milanés, Virginia Arreola Zúñiga, entre otras luminarias locales. Ciertamente, "Arquitrabe" tuvo su propio órgano de difusión, sin embargo, más que revista literaria, es un ejemplo más de lo que hemos llamado "Revista Cultural", por la coincidencia de notas, poesías, ensayos, cuentos, crónicas y, en general, prosa de toda índole. Escasos números circularon entre los selectos miembros del colectivo.


Después, otro grupo, el "José Clemente Orozco", donde el poeta más destacado fue Ramón Rojas Chávez; ello en la década de los años setenta. Para los años noventa otro "boom" se perfila en los vientos borrascosos del valle. Entonces aparecen revistas ("Más Identidad" e "Imagen del Sur") y talleres literarios ("Las Peñas" o "Casa de la Cultura") que le dan ese aire de nuevos bríos a la capacidad creativa, siendo una de las columnatas don Vicente Preciado Zacarías.





Este fenómeno culminaría con la fundación de la carrera de Letras Hispánicas en el Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara, de donde han surgido verdaderas lumbreras literarias, siendo el más destacado Hiram Ruvalcaba.


Los escaparates literarios siguen apareciendo en la prensa escrita, pero una revista formal como tal, nunca, creo, existió en la ciudad, salvo algunas hojas sueltas en que se estimulaba el espíritu creativo de las nuevas generaciones en este ambiente de las letras.


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