Fernando
G. Castolo*
Si bien es cierto, los franciscanos han sido importantes alentadores de la Procesión del Silencio en los últimos años, la que ya se considera un hito de tradición dentro de los actos conmemorativos que evocan la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, este año, el Señor Cura don José Luis García Bernal, orgulloso zapotlense que conoce de estas centenarias manifestaciones de fe, ha querido revivir lo que solamente se lee en viejas crónicas decimonónicas: la Procesión de Cristos que salía del templo de la Tercera Orden.
Ahí, resguardadas, se encuentran hermosas esculturas que representan los diferentes episodios de Cristo: el Divino Preso, el Nazareno, el Crucificado (Señor de la Misericordia) y el Santo Entierro, imaginería que data de los siglos XVII, XVIII y XIX. Sin duda alguna se espera un espectáculo conmovedor al salir nuevamente estas imágenes que son parte integral del patrimonio cultural de todos los zapotlenses.
Recordaban algunas voces que aquella procesión era de unos tintes patéticos. El conjunto de esculturas era más grande. También se unían en esta procesión los ladrones Dimas y Gestas, la Dolorosa y la Magdalena, así como algunos soldados romanos.
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