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lunes, 14 de abril de 2025

Encendios de dolores

 



Fernando G. Castolo*


Hay una tradición que se evidenció en la antigua Zapotlán el Grande y que hoy ya no se practica. La semana anterior a la Semana Mayor es conocida como la Semana de la Pasión. Durante esta semana la imaginería religiosa de los templos y capillas es cubierta con paños morados, en señal inicua del duelo que pronto se vivirá.


Algunos otros sacerdotes optan por retirar del culto esta imaginería. Ello permitirá que los feligreses eviten distracciones y se sumerjan de corazón al sentimiento de la aproximada muerte de Jesús. El viernes de la Semana de la Pasión era dedicado a Nuestra Señora de los Dolores, a la que se le disponía un hermoso retablo adornado con tréboles (plantas parásitas de la laguna), así como un sinnúmero de velas.

Las gentes sabían dónde había montados estos tradicionales encendios, en cuya portada de las fincas se confeccionaba un arco con diversas ofrendas. Entonces se tocaba y se cuestionaba: "Llora la Virgen?" Y desde el interior le respondían afirmativamente. Las personas se introducían para mostrar sus respetos a la Dolorosa, le entonaban algún canto o le rezaban; después, se les ofrecía un vaso con agua fresca (en horchata, limón y jamaica, imitando los colores patrios) o paletas heladas de agua. En estas frescuras eran vertidas, simbólicamente, las lágrimas de la Virgen.

Después de la Semana de la Pasión, viene la Semana Santa (la de la Muerte), para terminar con la Semana de Pascua (la de la Resurrección). En Zapotlán hemos perdido, lastimosamente, muchas ancestrales tradiciones, como lo eran los Encendios de Dolores.


*Historiador e investigador.



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