Pedro Valderrama
Villanueva
Con el diario trajín, desde temprana hora, de alumnos y profesores, que transitan sin cesar por los pasillos y los diferentes edificios de la Escuela Preparatoria No. 7 —ubicada en Zapopan, Jalisco—, pocos sospechan de la existencia de algún espacio que resguarde al estudiante del ruido desmedido fuera de los salones y los espacios de convivencia dentro de la escuela, pues son verdaderamente contados los espacios para el descanso, el respiro y la reflexión en nuestra preparatoria.
Uno de los estos lugares que aún están a salvo de todo ese continuo movimiento es, sin duda, la Biblioteca Juan Rulfo, uno de los edificios, tristemente, menos frecuentado por la mayoría de los estudiantes, y donde comúnmente los hallamos, cuando no estudiando o consultando algún material bibliográfico, platicando con compañeros, echándose un “coyotito” en alguna mesa o buscando el momento para escabullirse con la novia sin la mirada inquisitoria de los profesores y los prefectos sobre ellos.
Dentro de dicho recinto bibliográfico, en el segundo piso, en uno de los escritorios, colocado en un rincón, encontramos, por lo general, desde temprana hora, sentado entre pilas de libros y su computadora, a Víctor César Villalobos, el bibliotecario, concentrado en sus quehaceres diarios allí. Víctor revisa libros, los limpia, los acomoda, los recomienda y, de vez en cuando, hasta le llama la atención a algún alumno echando “relajillo”. Víctor es feliz sumido entre centenares de libros y el silencio sepulcral de la biblioteca. Su actividad como bibliotecario empata perfectamente con aquel otro Víctor que pocos conocen dentro de los muros de esta escuela; es decir: al Víctor poeta, editor y periodista cultural.
La mayoría de los estudiantes y docentes de esta preparatoria no sabe que, durante los últimos 10 años, Víctor ha dado a conocer dos de los libros de poesía más identificables de su generación. Su primer poemario, Calles, espejos y cantos (2014), ha gozado, hasta ahora, de una reedición en 2023. La poesía contenida en este libro tiene la extraña virtud de relatarnos desde su ventana el decrépito tránsito de la ciudad, los perros callejeros, la vida nocturna, los vacíos y las indisolubles soledades de sus habitantes; en pocas palabras: la vida. Pero su escritura cuenta con otro ingrediente que lo distingue de sus contemporáneos, Villalobos no se limita solo a registrar los hechos como un pasivo observador o simple cronista. Miro a Víctor Villalobos como un moderno trovador urbano, es decir un poeta, un cantor y un actor compactado en uno solo, ya no de la mano de su guitarra morisca sino de una guitarra eléctrica conectada a un pedal de grunge. Ya no al ritmo de la música profana medieval sino de los estruendosos ritmos que invadieron las ondas hertzianas a finales del siglo pasado y a inicios del nuevo.
En
su
libro más reciente, Lanza
Turbia
(2024) es también un libro, al igual que el primero, destinado a
leerse por su generación y las más recientes. Lanza
Turbia,
dentro de la trayectoria de Víctor César Villalobos, representa un
cambio de piel, es un paso hacia nuevos territorios; sin embargo,
estos nuevos territorios ya no exploran el mundo exterior, la ciudad
que lo rodea como en su primer trabajo, sino que se dispone el autor
a realizar una expedición hacia adentro. Lanza
Turbia
es casi un libro conceptual, donde el cuerpo y la identidad se
mezclan y como resultado el autor ofrece lo que es tal vez su trabajo
más personal e introspectivo. Víctor Villalobos a través de este
nuevo poemario da un paso firme hacia lo que está seguramente por
venir en los siguientes años dentro de su obra. El autor de Lanza
Turbia
se muestra aquí de cuerpo completo, vulnerable, más humano,
susceptible a los embates cotidianos que es transitar por la vida.
En resumen, la poesía del discreto bibliotecario Víctor Villalobos es una obra que destaca dentro de la poesía jalisciense contemporánea por ofrecer una visión profunda y emocionante de la condición humana. Su lenguaje innovador, su exploración de temas universales y su capacidad para evocar emociones profundas hacen de su poesía una experiencia única y conmovedora.
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