Chema
Martínez
Este domingo, desde el Zócalo de la Ciudad de
México, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó claro que en la Cuarta
Transformación no hay divorcio entre el pueblo y el gobierno. Su
mensaje fue contundente: en este movimiento, gobernamos con y para la
gente. No hay intermediarios, no hay privilegios, no hay
indiferencia.
Mientras el gobierno federal avanza en la
consolidación de la soberanía nacional, en la ampliación de
derechos y en la construcción de un México más justo, en
Guadalajara vivimos una realidad muy distinta. Aquí, las autoridades
municipales han optado por un modelo de gobierno distante,
burocrático y sin sensibilidad social.
La diferencia es
evidente. Mientras la 4T ha impulsado programas sociales que han
sacado a millones de personas de la pobreza, ha fortalecido la
seguridad con una Guardia Nacional comprometida con el bienestar de
la ciudadanía y ha defendido con dignidad los intereses de México
en el plano internacional, en nuestra ciudad la estrategia de
gobierno es la omisión.
Guadalajara enfrenta una crisis de
seguridad que se refleja en el miedo de la gente, en la falta de
confianza en las instituciones y en la sensación de abandono tanto
en muchas colonias como en su mismo personal policiaco. La
administración municipal, en lugar de asumir su responsabilidad,
minimiza el problema y evade su deber con la gente. La falta de
soluciones concretas para combatir la delincuencia, mejorar la
movilidad y atender los servicios públicos es cada vez más
evidente.
El mensaje del gobierno federal es claro: sí es
posible un modelo de gobierno cercano a la gente, que escuche y
atienda las necesidades reales de la población. Hoy, el gran reto es
que en Guadalajara dejemos atrás la indiferencia y construyamos un
gobierno que realmente represente los intereses de todas y todos y no
sólo la de los amigos de la presidenta municipal y su gabinete. La
transformación debe llegar a cada rincón de nuestra ciudad, y para
lograrlo, es fundamental que el pueblo exija un cambio.
Guadalajara
merece más. Merece un gobierno con convicción, con compromiso y,
sobre todo, con cercanía. Es hora de terminar con los gobiernos que
ignoran a la gente y trabajar por una ciudad donde el bienestar y la
seguridad sean una realidad.
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