Jalisco tiene una gran deuda con uno de
los creadores literarios más honestos que he conocido: Germán
Pintor Anguiano. Ni su nombre ni su obra se encuentran recogidos en
antología alguna (cuando menos a las que me he aproximado), por lo
que es un verdadero desconocido en las letras contemporáneas de la
entidad.
Le
conocí como un estudioso de lo rulfiano, al que se entregó con
verdadera pasión. Sus charlas estaban asistidas de elocuentes
palabras con las que construía un entramado de complejidades que
daban como resultado un querer aproximarse de forma inmediata a la
obra de Juan Rulfo.
En algunas notas que he leído sobre él
dicen que es nativo del Sur de Jalisco (Sayula, 1953) y que participó
como catedrático en el ITESO. Que estuvo casado con una reconocida
investigadora universitaria; que terminó sus días casi olvidado,
refugiado en una Escuela Preparatoria de la Universidad de
Guadalajara.
Yo
le conocí gracias al Cronista de Sayula, Federico Munguía Cárdenas.
Asistí a una magistral conferencia que ofreció en el marco
conmemorativo del natalicio del universal escritor. Ahí supe que fue
el fundador de un concurso que tiene el peso de convocarse a nivel
latinoamericano y el Caribe.
Cuando
coincidí con él ya estaba ciego (después supe las penosas razones
de esta condición), pero su voz era profunda como profunda era su
reflexión en torno a la obra rulfiana. Leí su libro "Nos
dejaste la Noche" (1991) que le editó el Ayuntamiento de
Guadalajara. Ahí señalan: "... que promete ser mañana un
digno representante de las letras contemporáneas de Jalisco".
Ese libro se lo prolonga nada menos que Luis Sandoval Godoy, otro
admirado escritor de sensaciones añejas y pueblerinas. "Como en
el verso de López Velarde, en 'El retorno maléfico', hay que entrar
por estás páginas con cauteloso pie, los ojos y el oído atentos:
hay sombras, hay rumores que se nos pueden diluir en el aire de este
libro cargado de presagios, y dejarnos en una oscuridad más densa
que la que hace clamar a Germán Pintor...". "Nos dejaste
la Noche" es un breve relato inspirado en la Cristiada, episodio
que está a punto de conmemorar su primer centenario. Es una lectura
obligada para los amantes de este tema y de estos lares.
Su
aportación es épica, porque, como rumores dispersos, se desenvuelve
la trama en estas geografías sureñas, y lo hacen a uno entusiasmar
la lectura porque hay un reconocimiento pleno a lo que se ha visto y
respirado por tantos años (en mi caso). En el año 2019, en plena
calidad y calidez de su escritura y de su cultura, se fue, nos dejó
en la Noche y, desde entonces, ha permanecido en las sombras. Una
pluma de su dimensión debe de abordarse desde un plano académico,
donde se destaque la gran figura literaria que Jalisco tiene en
Germán Pintor Anguiano.
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