Fernando G.
Castolo*
En el caso de Zapotlán el Grande, a lo
largo de su historia Constitucional que dio inicio en 1813, solamente
dos mujeres han llegado a ostentar, por voto popular, el honroso
cargo de Presidentes Municipales ―otras dos mujeres desempeñaron
el honroso cargo de Presidentes Municipales Interinas (en 2015 y
2018), ya rescatadas en el libro "Gobernantes de Zapotlán el
Grande" (2023); y, una mujer más, Agapita de la Cerda González,
tuvo el cargo de Vice-Presidente Municipal en el trienio
administrativo 1998-2000―; sin embargo, el trascendente rol de la
mujer en este período de más de doscientos años ha sido vital para
la construcción de nuestra democracia; aunque, claro, ha sido un rol
anónimo, del que nunca se habla y del que no existen testimonios
documentales.
Cuántas de ellas, por ejemplo, desde la
intimidad del hogar, escucharon y aconsejaron a sus esposos, a
quienes dieron guía y luz en la toma de decisiones determinantes
para bien gobernar la población; y cuántas más se avocaron, codo a
codo, en resolver los problemas cotidianos que se presentaron desde
el primer momento en que sus esposos fueron elegidos gobernantes de
la ciudad y, por ende, ellas se convirtieron en Primeras Damas de la
comunidad.
Damas estoicas, que soportaron todas las presiones a
las que sus esposos las sometían cuando compartían con ellas las
problemáticas, las estrategias y las soluciones en los cruentos
episodios de nuestro medio social, donde a veces resultaban
derrotados pero, en otras más, eran victoriosos.
Mujeres que
comparten, incondicionalmente, el peso de gobernar a un pueblo; de
ser, además de esposas, hijas, madres, abuelas, amas de casa,
administradoras, emprendedoras, creativas y soñadoras; que
ofrecieron su regia personalidad para equilibrar las decisiones que
dieron rumbo y certeza a la orgullosa Zapotlán el Grande a través
de sus esposos.
Los linajes que más sobresalen de Primeras
Damas son: Arias, Cárdenas, Chávez, Mendoza, Ochoa, Palafox-Lozano,
Vargas, Vergara, Villanueva y Villaseñor. Su posición las pondera
por encima del resto de las damas de la comunidad; sin embargo,
muchas de ellas acabaron sus vidas en el abandono y en situaciones
sumamente precarias. Algunas fueron segundas consortes, otras
fallecieron prematuramente pereciendo por las pestes y las epidemias,
y otras más fueron víctimas de vejaciones y abusos por su sola
condición.
En su mayoría, estas Primeras Damas, eran
avecindadas, nativas de: Sayula, Zacoalco, Guadalajara, Tonila,
Tecalitlán, Tamazula, Zapotiltic, Amacueca, Atoyac y Zapotitlán, en
Jalisco; así como de la Ciudad de México, Colima, Toluca, Hidalgo,
Zacatecas, etc.
Hoy las honramos y les ofrendamos nuestro
sincero tributo de reconocimiento. Son las Primeras Damas una pieza
clave en el desarrollo de la comunidad a lo largo de su historia
constitucional de nuestra municipalidad.
*Historiador e investigador.
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