Milton Iván Peralta*
El
nombre de Basilio Vadillo
cae
nuevamente a las letras, gracias a la publicación de una novela
inédita que tuvo la oportunidad de rescatar Miguel Ángel López
Barajas, el egresado de la carrera de Letras Hispánicas del CUSur, y
con la edición de la Secretaría de Cultura Jalisco en el 2015, es
que llegó la segunda novela del político, maestro, periodista y
escritor. Convirtiendo al libro “La sortija del encomendero” en
una novedad literaria para las letras jaliscienses, el motivo no es
solo por el gran personaje que fue Vadillo y sus ideales, pero
debemos ir por partes, y lo primero que debemos saber es quién es,
de dónde es y qué hizo.
Basilio Vadillo nació en Zapotitlán
(hoy Zapotitlán de Vadillo) el 15 de julio de 1885. Desde muy chico
se fue a Colima donde estudió la primaria. En 1898, comenzó a
estudiar en el Seminario Conciliar Tridentino de Colima, sin embargo,
abandonó sus estudios en 1902. Al año siguiente trabajó como
director de la escuela de Zapotitlán. En 1906 pudo ingresar a la
Sección Normal de Varones de la Escuela Superior de Colima, donde
obtuvo su título de profesor de instrucción primaria y
secundaria.
Fue director de la Escuela Ramón R. De la Vega. En
1908, se trasladó a la Ciudad de México para inscribirse en la
Escuela Nacional de Maestros, fue representante de la misma en el
marco de la celebración del centenario de la Independencia de México
durante el Primer Congreso Nacional de Estudiantes. Participó en el
Congreso Pedagógico Nacional en 1911. Obtuvo su título de profesor
en 1913.
Cuando estalló el golpe contra revolucionario de
Victoriano Huerta, Basilio Vadillo marchó en 1913 con un grupo de
sus estudiantes a Mazatlán para unirse a la Revolución mexicana
contra Victoriano Huerta. El 13 de diciembre de 1915, bajo la
dirección de Basilio Vadillo y otros destacados ciudadanos
colimenses, se fundó en la ciudad de Colima la Casa del Obrero
Mundial. En Colima fue director del periódico El
Baluarte de
1915 a 1917. Fue diputado federal de 1918 a 1920 y gobernador de
Jalisco en 1921-1922. Aquí vale la pena hacer una pausa y mostrar
una anécdota que nos cuenta Guadalupe Rivera Marín, en su libro “Un
río, dos Riveras”, vida de Diego Rivera, 1886-1929:
“El
mayor de los hijos de la señora Galindo, Daniel Galindo, fue
compañero de juego de mi madre –se refiere a la zapotlense Lupe
Marín-, compañero de luchas políticas del gobernador jalisciense
Basilio Badillo (sic) y amigo del tío Jesús. En 1922 el grupo
político se convirtió en enemigo del ya para entonces gobernador
José Guadalupe Zuno; una tarde el tío Jesús iniciaba su consulta
cuando llegaron a casa de la familia Marín dos personajes muy
extraños. Dijeron venir por el doctor para que fuera a hacer una
visita médica “a su mamacita, quien se encontraba muy grave e
imposibilitada de pararse de la cama”. Mi abuela se había dado
cuenta de todo; sospechó que los individuos por su facha parecían
formar parte de la palomilla brava de algún político:
apresuradamente les informó que su hijo no daba consulta fuera de
casa, y que salieran de ahí. Después de esta escena, el doctor
empezó a recibir amenazas de muerte por parte de Zuno, el hombre
fuerte, quien estaba disgustado por la actividad realizada en su
contra por su enemigo Badillo y amigos que lo acompañaban.
Días
después, el ex gobernador Badillo y los miembros de su grupo
político pusieron pies en polvorosa y varios cientos de kilómetros
de por medio al trasladarse a la ciudad de México, donde era difícil
que llegaran los malos humores de quien había sido pretenso de la
bella Lupe Marín.”
PP
70.
Esto
es una anécdota de un periodo como gobernador bastante “ríspido”,
donde la historia va más allá de un asunto “romántico”.
Diremos que muchos conflictos –y a la vez nos sirve para redondear
la anécdota anterior- políticos sorteó la administración de
Vadillo, pero ningún factor fue tan decisivo en su salida como las
fricciones que tuvo con el Congreso Local, donde los zunistas, sus
ahora enemigos, eran mayoría.
Diputados y Gobernador
entablaron una guerra de acusaciones que entorpeció el trabajo de
ambos poderes. Cuando el Congreso decidió bajar los impuestos de los
jaliscienses en un 10 por ciento, Vadillo protestó y señaló que
los diputados costaban mucho y hacían poco y estos le contestaron
que él hacía casi nada y gastaba demasiado. A este nivel de
discusión y debate, ríspido y casi grosero, habían descendido los
legisladores y el Gobernador.
El suceso que agravó la crisis
política jalisciense fue el tiroteo que se presentó en el
ayuntamiento de Guadalajara cuando los munícipes, todos ellos de
filiación zunistas, sostenían una reunión secreta con la intención
de destituir al Presidente municipal José L. Suárez, partidario de
Vadillo; los conspiradores advirtieron la presencia de dos agentes
confidenciales del Gobernador, a quienes instaron a retirarse y como
éstos se negaron, el asuntó desembocó en una nutrida balacera de
la cual fue responsabilizado el Gobernador.
El Congreso decretó
el desafuero de Vadillo, quien intentó de inmediato ampararse, pero
la presión zunista logró que el Juzgado se lo negara. Finalmente,
el desafuero del gobernador fue confirmado el 17 de marzo de 1922. En
un último esfuerzo por recuperar el poder, Vadillo se trasladó con
sus colaboradores a Chapala, donde instaló su gobierno esperando que
Obregón lo reinstalara en su cargo. El Presidente aprobó su
destitución y lo envió, como a todos los políticos conflictivos
pero leales a servir a su nación al Servicio Exterior. A Vadillo le
tocó representar a México ante el gobierno de Noruega y luego, por
problemas presupuestales, también ante el de Dinamarca.
Fundó
y dirigió varias publicaciones de apoyo al movimiento
revolucionario, antes de que Álvaro Obregón lo reclutara como su
publicista, labor en la cual fundó y coordinó El
Monitor Republicano,
órgano oficial del obregonismo.
Fue fundador con Plutarco
Elías Calles, Manlio Fabio Altamirano Flores, Aarón Sáenz, Luis L.
León, Manuel Pérez Treviño, Bartolomé García Correa y David
Orozco del
Partido Nacional Revolucionario (en la actualidad el PRI) en 1929 y
poco más tarde fue su presidente.
En la Ciudad de México fue
director del periódico El
Nacional,
al crearse en el año de 1930. Como diplomático representó a
nuestro país en Noruega, en la Unión Soviética, en Suecia y en
Uruguay.
Escribió el libro El
Campanario,
donde expresa sus ideas agraristas, y como lo explica Miguel Ángel
en el prólogo: “de corte costumbrista, nos revela de qué manera
la dictadura oprime mediante los caciques locales a los indígenas.
Se ve a las claras en dicha novela la preocupación agraria del
maestro”. Murió el 26 de julio de 1935 en Montevideo, sus restos
fueron repatriados e inhumados en la Rotonda de los Hijos Ilustres en
la ciudad de México.
LA
NOVELA
Aunque
ahora se conocen dos novelas, se sabe de una cantidad de poemas
publicadas en diferentes revistas, casi todas con un compromiso
revolucionario. La novela “La sortija del encomendero” viene a
ser un thriller, donde la historia gira alrededor del asesinato de
una joven, como tantos que hay en la ciudad de México, y que poco a
poco el personaje principal, un joven provinciano que inicia en el
periodismo para poder pagar su carrera de medicina, con apoyo de su
tío Justo, hombre rico y con gran influencia en la política y con
empresarios. Y sin falta la hermosa dama que conquistará el corazón
del joven periodista Abigaíl:
“Vino
una joven muy bella, que vestía de luto. Blanca y fresca, de ojos
grandes y negros. Del momento breve del saludo, me quedaron fijas la
curva abierta de las cejas y la línea tenue que le partía en dos
lados la cabeza, para separar el pelo, apretado en trenzas que se le
enroscaban, con gracia indefinible, llenándole las sienes.”
pp16.
Entre
estos personajes nos llevarán por un laberinto donde se verá
asesinatos, robos, pero cosas más fuertes en la historia de nuestro
país, y es que la historia se palpa la cristiada, un poco sus
repercusiones, la traición y cómo esa ala conservadora conspira
para el asesinato del general Álvaro Obregón, y cómo es que se
resuelve esa guerra con el clero.
Vadillo
nos deja claro en esta novela sus pasiones: la política y el
periodismo, quiero compartir dos descripciones que hace sobre
esto:
“Los
reporteros somos a veces como los traperos que recorren los patios de
vecindad, removiendo en los botes de desechos. Se encuentran con algo
que brilla, entre cachivaches y basuras, y sienten la emoción del
hallazgo valioso. A poco observan que guardaban un vidrio inútil, un
guijarro cualquiera, y lo tiran al suelo. Pero, ¿quién puede
quitarles la emoción grata que han tenido por unos días, por un
momento?”.
PP
81.
De
igual forma, hace una crítica sobre los políticos, los empleados
públicos:
“Los
empleados en masa, son… eso, una masa de sirvientes. Pero el
empleado público, como especie de animal en lucha por la vida es un
bicho malo… se humilla, adula, reverencia, engaña, conspira,
traiciona. Patea hacia abajo y lame hacia arriba. Vive observando al
lado, baja la cabeza listo a embestirse, ¡es un bicho malo!”.
PP
82.
Durante
la historia vemos la aristocracia de la gran capital, del momento
descrito de forma clara y elegante. Se detiene para describir hasta
el más mínimo detalle con la finura que mejor pudo encontrar:
“No
se trata de un reloj vulgar, de los que suenan las horas en el
sentido literal y mecánico de contarlas como en las casas de
negocios. Tampoco las bosteza, lentas y apagadas, como en las
oficinas de gobierno. Ni las canta, ladino y aprisa, como en las
salitas cursis. No, mi reloj las anuncia, grave y elegantemente.
Tienen una voz de mujer tan clara y bien timbrada, que podrían
afirmar que es de una mujer de treinta años…”.
Pp
88.
Vadillo
nos deja claro cómo se pueden maquinar las conspiraciones de
gobierno en las altas cúspides, y cómo los mismos medios esconden
la información y el pueblo no sabe al final la verdad. También nos
muestra la intervención en asuntos locales de otros países, y como
la verdad se convierte en leyenda, como nos lo explica un personaje
“gringo”:
“Como
novela no me seduce el tema, pues mi oficio es otro. Esto hará
fortuna dentro de poco como leyenda, esa media luz entre lo real y lo
posible.”
PP
115.
As
así como Basilio Vadillo regresa a las letras jaliscienses, siendo
de una gran importancia este libro que fue entregado por Bior –hijo
del ex gobernador- en las manos de Miguel Ángel López, y
afortunadamente editado por la Secretaría de Cultura de Jalisco y
nos permiten disfrutan de la pluma de este interesante escritor y
político, que bien vale la pena leerlo y disfrutarlo.
DATOS
DEL LIBRO
“La
sortija del encomendero”.
Basilio Vadillo
Secretaría
de Cultura Jalisco
Edición 2014.
Páginas
119.
*Consorcio
de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de
Jalisco, Capítulo Sur.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario