¡Egoísmo
— concentración en sí mismo! Creemos que ésta es la raíz de
nuestras dificultades.
Qué asombrosa es la revelación
que el mundo, y todos sus habitantes, pueden arreglárselas bien
conmigo o sin mí. Qué alivio el saber que la gente, las cosas y los
lugares estarán perfectamente bien sin mi control y dirección. Y
qué indeciblemente maravilloso llegar a creer que un Poder superior
a mí mismo existe aparte e independientemente de mí mismo. Creo que
desaparecerá algún día la impresión que experimento de separación
entre Dios y yo.
Mientras tanto, la fe ha de servir como
la senda hacia el centro de mi vida.
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