Me
esfuerzo por aferrarme a la verdad de que un corazón lleno y
agradecido no puede abrigar grandes presunciones. Rebosante de
gratitud, el corazón tiene que latir con un amor que fluye hacia
todo lo que nos rodea, la emoción más elevada que jamás podamos
experimentar.
Mi padrino me dijo que yo debía ser un
alcohólico agradecido y siempre tener “una actitud de gratitud”
— que la gratitud es el ingrediente básico de la humildad, que la
humildad es el ingrediente básico del anonimato y que “el
anonimato es la base espiritual de todas nuestras tradiciones,
recordándonos siempre anteponer los principios a las
personalidades”. Como resultado de este consejo que me dio, yo
empiezo todas las mañanas de rodillas, dándole gracias a Dios por
tres cosas: estar vivo, estar sobrio y ser miembro de Alcohólicos
Anónimos.
Entonces trato de vivir una “actitud de
gratitud” y de disfrutar completamente de otras veinticuatro horas
de la manera de vivir de A.A. Alcohólicos Anónimos no es meramente
algo a lo que me uní; es algo que yo vivo.
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