4 de marzo, los aranceles van

 

Víctor Hugo Prado

Pasaron los treinta días de pausa para la imposición del 25% de aranceles a las importaciones mexicanas y canadienses a Estados Unidos que decretó el presidente Trump. El gobierno mexicano ha buscado hacer un buen esfuerzo para dejar en claro que, el combate a la producción de drogas con énfasis en el fentanilo se lleva a cabo en serio. Prueba de ello fue la entrega, envío o como se le llame de 29 capos mexicanos a las autoridades de aquel país para que los juzguen con el rigor de sus leyes, algunos podrán incluso enfrentar cargos como la pena de muerte.

De poco o nada ha servido el despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional apostados en la frontera norte para detener la inmigración. El Gobierno de Trump acusa que “Las drogas siguen llegando a nuestro país desde México y Canadá en niveles muy altos e inaceptables”. En sus argumentos señala además a China, a sus vecinos por no garantizar la seguridad en la frontera lo suficiente y a China, por ser de donde, según él, salen las sustancias químicas con las que se fabrica este opioide sintético que causa estragos en suelo estadunidense.

Así que las medidas arancelarias impuestas a partir de hoy 4 de marzo van, las que tendrán un severo impacto en la economía, repercutiendo en una escalada inflacionaria en el mercado interno con lo que se encarecerían bienes y servicios. Podría haber reducciones de la inversión extranjera en México y, por ende, de acuerdo con el ciclo económico afectarían el empleo, el ingreso y gasto de las familias mexicanas.

Aunque la Secretaría de Economía del gobierno mexicano señala que entre los productos que más exporta nuestro país a Estados Unidos están las autopartes, automóviles ligeros, camiones, procesadores de datos y tractores que representan el 30 % de los que se manda a ese país. Lo cierto es que hay un 70 % más de empresas desde grandes hasta pequeñas que se verán seriamente afectadas en sus operaciones productivas.

Hoy René Lankenau, escribe en Milenio que habrá productos que no sufrirán reducciones en sus ventas porque costarán más caros. Si el producto gusta se venderá y México tiene muchas marcas valiosas. Bien por ello. A los que les va a pegar de manera significativa es en aquellos casos en los que la única razón por la que algo se hace en México es porque cuesta menos hacerlo aquí que en otros lados. Si el precio es la única razón, y ahora ya no será una ventaja, pues es evidente que no hace sentido seguir produciéndolo en nuestro país. Ese es el riesgo.