domingo, 23 de febrero de 2025

Reforzamientos nacionales

 



Pedro Vargas Avalos


En todos los ámbitos de la vida, ya de personas, como de sociedades o naciones, es prudente fortalecerse, ya que tal característica facilita integralmente los ramos vitales de cada uno de los entes mencionados.




Reforzar es añadir nuevas fuerzas, mejorar el ánimo, alentar, vigorizar el espíritu; la operación de tales acciones es el reforzamiento. La anterior reflexión es con motivo de las recientes acciones que en diversos frentes se han registrado en la República. Particularmente en lo relativo a la soberanía, a la Carta Magna y varias formaciones de perfil nacional.


Dentro de nuestro país, las circunstancias imperantes han detonado situaciones delicadas que sobre todo en la seguridad pública (donde se ubica la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado), la justicia y ámbitos socioeconómicos, requieren atenciones redobladas. En el orden internacional, el arribo al poder de las derechas es preocupante, adquiriendo aspectos excepcionales para el caso de las relaciones con la potencia de las barras y las estrellas, con motivo del segundo mandato presidencial de Donald Trump. Este hecho es de tal magnitud, que involucra no solo el derecho y la economía internacional, que comprenden el fenómeno de la migración, sino que de plano amenaza la paz mundial. Existen más renglones neurálgicos, pero lo antedicho es por ahora tema prioritario.


Políticamente, los asuntos interiores de nuestra Patria están controlados, pues la administración federal tiene respaldo popular y de los factores productivos de índole extraordinario: las encuestas recientes afirman que tal aceptación oscila entre el 70 y 80 por ciento, lo cual ciertamente es formidable. En consecuencia, priva un sentimiento de unidad general en torno a la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo (CSP), lo cual permite enfocar actividades para encarar el resto de la problemática dominante, destacando la lucha contra el crimen organizado y los ingredientes que lo han incrementado.


Nuestra vecindad con los Estados Unidos de América (USA) implican una ligazón sumamente compleja, pues además de los aproximadamente cuarenta millones de mexicanos que viven, documentados o no, en la tierra de Lincoln, esta nación requiere el concurso de la mano de obra para conservar su salud económica: áreas que van del campo -producción agropecuaria- a los servicios, pasando por el ramo de la construcción, tareas en las que resulta vital participación de los trabajadores aztecas.


Con salvedad de este pelianaranjado mandamás gringo, por más difíciles que haya sido -de cien años hacia acá- el relacionarse con gobernantes de USA, la diplomacia México-norteamericana no había sido tan problemática. Pero este complicado personaje requiere tratamientos peculiares. En su primera gestión, el entonces mandatario mexicano (AMLO) supo manejar la cuestión. Ahora, por lo visto hasta la fecha, tal parece que nuestra Presidenta también tiene aptitudes singulares a tal grado que Trump ha reconocido que es una mujer maravillosa a la cual le ha aprendido orientaciones, cusa que él mismo afirma “ jamás le había acontecido”. Esto ya es una buena señal.





Ahora bien, el espíritu ambicioso de Trump, conjuntado a su modo atrabancado de actuar, basado en la innegable potencia imperialista que comanda, se manifiesta en sus injustos aranceles hacia aliados y no digamos distintos países competidores; en sus arranques de abusivo conquistador y su desconocimiento de amistades o alianzas, pues él quiere hacer todo a su estilo y conveniencia, obliga a tomar medidas específicas. Estas se fundan en la unidad nacional y el reforzamiento de nuestra Ley Suprema -que entraña la soberanía-, misma que sirve de bandera y escudo para toda relación de tipo internacional.


Ante lo anterior, resaltan dos trascendentes reformas constitucionales: la de la supremacía constitucional, y la de fortalecer nuestra soberanía. En el primer caso, la idea de la supremacía constitucional es que no debe ni puede haber nada ni nadie por encima ni fuera de la Constitución. El juicio de amparo es un recurso extraordinario que se debe sobre todo al genio del jalisciense Mariano Otero; pero una excepción para su procedencia lo prevé la ley de Amparo, en su artículo 61: no procede contra innovaciones constitucionales; empero, recientemente, con motivo de la “reforma judicial” se ignoró flagrantemente esa disposición por las oposiciones y los juzgadores, ambos contrarios a esas transformaciones juridicas; y la Corte les hizo el juego. Por ello a fines del año pasado se reformó el artículo 107 constitucional, adicionándole el texto aludido de la ley secundaria; ahora ese numeral, en su parte final de la fracción II, dice “No procederá el juicio de amparo contra adiciones o reformas a esta Constitución”. Y en otra parte de la misma Ley Suprema, se añadió que en casos de controversias constitucionales o de acciones de inconstitucionalidades planteadas respecto de normas generales, en ningún caso su admisión dará lugar a la suspensión de la norma cuestionada. Adicionalmente se reforzó la fórmula Otero, para que no se conceda un amparo con efectos generales, sino para proteger al solicitante en el caso de referencia.


El pasado 19 de febrero trascendió que Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, había precisado que seis cárteles mexicanos se clasificaban organizaciones terroristas trasnacionales, detallándose que tal ‘clasificación’ regiría a partir del jueves 20 de febrero de 2025, por órdenes del presidente Donald Trump. Esta amenaza, ya cristalizada, significó un llamado de alerta para México. Rápidamente, la Presidenta CSP declaró:” Nos quieren colocar como si nosotros defendiéramos a los cárteles de la droga o a la delincuencia organizada, por supuesto que no [...] que no haya confusión de que nosotros defendemos la soberanía”. Y complementó: “Lo que nosotros no aceptamos es la violación de nuestra soberanía”. Señalando que ambos gobiernos deben trabajar en base a colaboración y coordinación, aclarando que eso se hará sin subordinación, sin intervencionismo, sin injerencismos.”





El método arbitrario yanki, es denominar “terrorista” a las agrupaciones que considera enemigos peligrosos, y así suele atacarlas incluyendo el invadir sus lugares de residencia. Ese peligro, inmediatamente lo visualizó CSP y envió el día 20 al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma a los artículos 19 y 40 de la Constitución: este con el fin de fortalecer la soberanía nacional; el primero, para introducir el delito de terrorismo y estipular su pena. Al respecto opinó Ricardo Monreal, líder morenista de la Cámara de Diputados (que será la Cámara revisora de la iniciativa): la mayoría legislativa respalda la iniciativa anunciada por la presidenta de la República… y la avalan desde ahora pues encierra una defensa estricta a la soberanía, a la independencia y al régimen interno, es decir el Estado de derecho que rige a la nación.”


Es de sentido común, para los mexicanos, que ese reforzamiento de la soberanía, la inviolabilidad de la Constitución y que ninguna autoridad en el mundo puede violar con actos o conductas nuestro régimen interno, debemos apoyarlo, porque ello entraña la dignidad Patria y el cumplimiento de los principios que México siempre ha defendido: autodeterminación de los pueblos y respeto al derecho ajeno.





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