viernes, 7 de febrero de 2025

La función de mi pueblo: San Gabriel

                                    Templo parroquial de San Gabriel, Jalisco, 2025. (Foto cortesía)  


 

José de Jesús Guzmán Mora*


Pasaron los días de la fiesta patronal; poco a poco, casi sin notarlo, las calles de mi pueblo han vuelto a la normalidad, al silencio y la paz de la que se goza cotidianamente; no se escucha en la madrugada el estrépito de los cohetes que surcan el aire matutino, vespertino o nocturno.



Han enmudecido los instrumentos musicales de las bandas, tamborazos, mariachis y grupos norteños, venidos de todas partes. Las plazas lucen semivacías, las calles no están llenas de multitudes de personas, no hay peregrinaciones, carros alegóricos, ni danzas, en este año no hubo chirimía que nos alegrara con el tun tun del tamborcillo y el sonido melancólico de la flauta, no fue igual que otros años.


Los paisanos venidos de todas partes, se han ido poco a poco, unos, tomaron vuelo a Estados Unidos; otros, viajaron por carretera a los diversos rincones del país. Los que todavía tienen asuntos pendientes se irán en la semana siguiente a su destino. Muchos volverán el año próximo, pocos, quizás, no regresen pronto.


Hagamos recuento de qué es lo que por tradición centenaria se desarrolla en mi querido San Gabriel.


                                                      Interior de la parroquia de San Gabriel,
                                                                2025. (Foto cortesía) 


Una de las fiestas más populares y concurridas en el pueblo de San Gabriel, es la dedicada al Señor de la Misericordia de Amula, durante el frío mes de enero: la función.


Se ha hecho una tradición el reparto de las décimas el primer domingo del mes, en cada uno de los barrios, contiene el programa de todos los eventos religiosos a celebrarse. De parte de la parroquia se envía a los hijos ausentes.


Comienzan estos grandes festejos con un repique de campanas para luego proseguir con peregrinaciones locales y foráneas durante nueve días. En este aspecto los jefes de cada barrio son los encargados de organizar su peregrinación, en el caso de las comunidades se hace otro tanto. Estas peregrinaciones locales son invariablemente encabezadas por la banda de música “Ireneo Monroy”.



Y es que a su llegada, en 1856, el señor Cura don Manuel Echeverría y Castillo, se encargó de promover el Juramento de fidelidad dedicadas al Dulce Nombre de Jesús hecho en febrero de 1865, (para celebrarse el tercer domingo de enero), por lo que las primeras fiestas juramentadas se celebraron en 1866 en fecha indistinta.


Las primeras fiestas realizadas el tercer domingo, fueron en 1873.


Durante el novenario se celebran misas, confirmaciones, primeras comuniones, para culminar el tercer domingo del mes, con la concelebrada misa de función, a la que asiste el señor Obispo de la Diócesis de Ciudad Guzmán, sacerdotes con raíces gabrielenses y presbíteros invitados. Todos los días por la noche se quema un vistoso castillo.


Hay abundancia durante estos días de diverso comercios, juegos mecánicos, puestos de comida, de frutas, venta de artículos para la cocina, ropa y calzado, cobijas, aparatos electrónicos, herramientas, etc.


Se hace propicia la ocasión para saludar a quienes como hijos ausentes vienen a visitar a sus familiares, a los amigos de la infancia, a los compañeros de escuela e indudablemente a postrarse a las plantas del Señor de Amula.


Por demás atractivas resultan la peregrinación de los hijos ausentes el sábado -día de la víspera- así como la velada literaria musical en honor al Señor de la Misericordia de Amula; el domingo por la tarde se realiza el desfile de carros alegóricos para cerrar con broche de oro las hermosas fiestas.





Al concluir el día de función se escucha nuevamente el repique de campanas. (En este 2025 se suspendió por los daños sufridos en el campanario debido al temblor de tierra del día 12).


Terminadas las fiestas religiosas, comienza la feria taurina el mismo tercer domingo, (en esta edición estuvo engalanada con la actuación del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza); feria que se prolonga nueve o diez días, en las que hay bailes, convite o farola, quema de juegos pirotécnicos, cohetes y música donde impera la algarabía.


Hoy se respira un aire diferente, brilla, el sol, las cosas vuelven a la normalidad, a la rutina, y a prepararnos para la siguiente, que será especial, porque habrán de cumplirse 450 años de la fundación de nuestro amado terruño.


*Consocio del Capítulo Sur de la BSGEEJ, A. C.




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