En lo que respecta a otra gente, teníamos que eliminar la palabra “culpa” de nuestro vocabulario y de nuestros pensamientos.
Cuando llego a estar dispuesto a aceptar mi
propia impotencia, empiezo a darme cuenta de que el echarme a mí
mismo la culpa de todos los problemas de mi vida puede ser una
especie de engreimiento que me precipitaría nuevamente a la
desesperación. El pedir ayuda y escuchar atentamente los mensajes
inherentes en los Pasos y en las Tradiciones, hacen posible cambiar
esas actitudes que retardan mi recuperación. Antes de unirme a A.A.
tenía tal deseo de aprobación por parte de personas en posición de
poder, que estaba dispuesto hasta sacrificarme a mí mismo y a otros
para ganarme un puesto en el mundo. Invariablemente fracasaba. En el
programa tengo verdaderos amigos que me aman, que me entienden, que
se interesan en ayudarme a descubrir la verdad acerca de mí mismo.
Con la ayuda de los Doce Pasos, yo estoy capacitado para
construirme una mejor vida, libre de culpabilidad y de necesidad de
autojustificación.
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