miércoles, 12 de febrero de 2025

Guerra arancelaria

 




Brasil Acosta Peña


Hace poco, en estas páginas narré cómo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en palabras de Donald Trump, se “había doblado” inmediatamente al enviar ocho mil elementos de la Guardia Nacional a servir como un “muro” contra la migración y que, con ello, el actual presidente de Estados Unidos (EE. UU.) presumía haber cumplido su cometido de proteger la frontera y que el muro fuera pagado por los mexicanos.


Pues ahora la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, de Morena, en su mensaje a la nación, me parece que “puso algunos puntos sobre las íes”; sin embargo, no todos; me pareció correcto el planteamiento de que debe combatirse a los cárteles de las drogas, en EE. UU. es decir, parece que los malos están en México y que en EE. UU. no hay malos (bad guys). Pero la droga no llega sola: se distribuye y pasa por el territorio norteamericano sí o sí; por ello concuerdo también en que si la nación norteña tiene los mejores sistemas de seguridad satelital y de inteligencia militar del mundo, no se comprende cómo es que no les sirven para detectar el trasiego interno de drogas en su propio país. La razón es que no lo quieren combatir con la energía que se necesita porque también es un negocio lucrativo para varios sectores de aquella nación.

También me pareció correcto el señalamiento sobre la falta de combate a la drogadicción allá, es decir, un programa agresivo, en el buen sentido de la palabra, que evite que los norteamericanos se aficionen a las drogas como lo hacen. ¿En el país de las libertades no pueden educar a su pueblo para que no se enganchen en el consumo de las drogas?, ¿otorgan a los individuos la “libertad absoluta” de elegir si se drogan o no? Como se trata de retórica y de intereses económicos, el gobierno estadounidense no va a combatir seriamente las drogas en su país porque, para ellos, representa un negocio doble: los drogadictos se nulifican socialmente, ya no son un peligro para el sistema; mientras, la adicción les hace reincidentes y deben comprar una y otra vez drogas para satisfacer tal adicción, por ende, son un mercado cautivo para los poderosos intereses de quienes se enriquecen con ello.





El problema es que la Presidenta se contradice, pues la misma dosis debería aplicarse en México, es decir, que se utilicen los aparatos de inteligencia mexicanos para combatir el trasiego de enervantes y al mismo tiempo se implemente una campaña enérgica y efectiva para evitar que la juventud se enganche con las drogas, pues las becas Benito Juárez, en algunos casos, han servido para que los jóvenes ahora tengan acceso a las drogas, con dinero para comprarlas.

En un municipio del Estado de México (Edomex), una señora me contó, pues le consta, que un distribuidor de drogas citaba a los jóvenes a una determinada hora frente a un cajero. El individuo tenía las tarjetas de los jóvenes; conforme llegaban se las entregaba, ellos iban uno por uno a cobrar y, al término, regresaban el dinero, la tarjeta y les entregaban la droga.

De la violencia relacionada con el trasiego no hay ni duda, y tampoco se combate efectivamente; por el contrario, hay más muertes dolosas hoy que en otros sexenios. No hay control. El caso de Sinaloa puede servir como ejemplo.

Después de las amenazas de Trump y del discurso de Claudia Sheinbaum, ambos gobernantes sostuvieron una llamada telefónica “amistosa”; la Presidenta se comprometió a enviar ya no ocho mil, sino 10 mil elementos de la Guardia Nacional, pero ahora no para servir de “muro”, sino como combatientes del trasiego del fentanilo.




Estimado y paciente lector, ¿sabe usted cuánto costará a los mexicanos la movilización de la Guardia Nacional a la frontera norte del país? Si les fueran a pagar sólo el salario mínimo por día, eso equivaldría a 278 pesos por miembro de la Guardia Nacional, por 10 mil por 365 días, ello corresponde a mil 14 millones de pesos (mdp). Si a eso agregamos la comida, estancia, el material de limpieza y los recursos diarios requeridos para movilizar a 10 mil efectivos, el gasto se elevará, al menos, al triple, es decir, tres mil mdp. Adelantamos: esa medida fracasará, pues si implementan mucha vigilancia en la frontera terrestre, no podrán disponer de la misma vigilancia en la frontera aérea o marítima; está claro: sólo se trata de un golpe mediático, efectista, más que efectivo; se intenta quedar bien con el imperio en lo inmediato: ésa es la verdadera razón.

Minimizar los efectos de los aranceles en México con frases seudonacionalistas no le servirá de mucho al pueblo trabajador. Aunque a quien primero afectará el cobro de los aranceles es al pueblo norteamericano, también perjudicará definitivamente a nuestro pueblo. A los estadounidenses, porque los capitalistas exportadores subirán los precios al productor final y lo obligarán a comprar bienes de primera necesidad (alimentos: aguacate, carne de res, de cerdo y de pollo, jitomate, brócoli, coliflor, zanahoria, etc.); nos afectará indudablemente porque en aquellas empresas con alza de aranceles se elevarán los costos al grado de impedirles, aun vendiendo las mercancías, obtener ganancias, entonces cerrarán y despedirán a los obreros.





La guerra de aranceles ha doblegado nuevamente al gobierno mexicano y la manutención de los 10 mil elementos enviados a la frontera costará, como mínimo tres mil mdp. Estas acciones, claro está, no están destinadas a resolver los problemas fundamentales del país ni del trasiego de drogas. Lo más grave es que no existe un plan de desarrollo integral en nuestra nación. Este gobierno sigue con la política de comprar votos con los recursos públicos, ofreciendo dinero en forma de programas sociales a un sector de los mexicanos y manteniendo su voluntad sujeta a los intereses del gobierno, lo que se verá en la recomposición del Poder Judicial durante próximas fechas.

Nuevamente se muestra que el modelo económico adoptado por Morena consiste en dar continuidad al neoliberalismo heredado del “pasado” y, por tal motivo, remediar los problemas de fondo; lo que debemos hacer es cambiar ese modelo, por ende, en todo momento y en cada coyuntura, la realidad nos confirma la necesidad de educarnos, de organizarnos, unirnos y luchar para conquistar el poder político de México e instrumentar un nuevo modelo económico social en México para no doblegarnos y realmente desarrollar el potencial de México para bien de todos.



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