lunes, 20 de enero de 2025

La terca comentocracia y su visión sesgada

 



Pedro Vargas Avalos


Existe un sector de mexicanos que no pueden ver, oír o escuchar lo que consideran es distinto a la opinión de ellos; creen que su punto de vista debe ser contemplado como guía de la sociedad y monitor del orden político. Apoltronados en medios de comunicación tradicionales -prensa, radio y televisión- a diario pregonan sus verdades a medias y simulan desgarrarse las vestiduras ante sucesos que no aprueban.



En confesión de esa actitud, citamos lo que aseguró Héctor Aguilar Camín, luego de que el 20 de mayo del año pasado, él y 200 presuntos intelectuales firmaran un manifiesto respaldando a Xóchitl Gálvez, la derrotada candidata presidencial del PRIANRD. La frase surgió en una entrevista para los periodistas del medio informativo “Sin Embargo”. En ella expresó que deseaba el regreso de “los apapachos” a la “comunidad cultural” de parte de los anteriores gobiernos. Esos “apapachos”, les dijo el expresidente López Obrador, se reflejaba en millonarios apoyos (vulgarmente chayotes); sin embargo, asentó el tabasqueño, que era de agradecer que al menos ahora lo declararan con impúdica “sinceridad”, pues tal como afirmó el aludido Aguilar Camín: “es que antes los apapachaban en el Gobierno y ahora ya no…” (Revista Polemón, 24-mayo-2024).


Contumaces por definición, esos “comentócratas” no cejan en sus empeños de denostar a todo gobierno que no los acaricie (vulgo apapacho) por lo que, la actual administración federal -que huele a lopezobradorismo-, caracterizada ahora como “claudista”, por el nombre de la presidenta Claudia Sheinbaum (CS) es objeto de aprensivos señalamientos. Advertida de esa conducta, la mandataria consignó en su discurso por los Cien Días, enunciado en el zócalo capitalino el domingo 12 reciente: “Nos critican algunos medios, la comentocracia: “¿por qué no nos diferenciamos?, ¿por qué defendemos los Programas de Bienestar o las obras estratégicas?, ¿por qué hay continuidad en el proyecto?” Y luego ella misma dice la razón: “siempre lo dijimos, ¿cuál sorpresa?, por eso luchamos durante todos estos años. Para eso nos eligieron, para dar continuidad a la Transformación de la Vida Pública de México, iniciada en el año 2018”.





Basta leer algunos de los diarios dizque de circulación nacional, escuchar ciertos programas radiofónicos o ver noticiarios televisivos, para darnos cuenta de que, en efecto, los “intelectuales” orgánicos, llanamente comentócratas, cada vez, en vez de reflexionar sobre su postura, insisten en sus desplantes impugnadores. Por ejemplo, escribe Carlos Elizondo Mayer-Serra: Claudia Sheinbaum, en los primeros cien días de su gobierno “Debe estar muy satisfecha. Ha reconstruido el régimen político, pasando de un sistema con ciertos contrapesos y una democracia imperfecta, a uno sin contrapesos cada vez más autoritario”. (Reforma, 2025-01-12).


En El Universal, afirma un colaborador: marcha con un maratón legislativo de una veintena de polémicas reformas constitucionales y otras tantas iniciativas porvenir que cambiarán el rostro del Poder Judicial y la seguridad pública que representan el entierro del pasado régimen en la prolongada lucha por la Republica entre dos proyectos de nación…”. (José Buendía Hegewisch, 1-I-025).


Pero lo anterior apenas son asomo de lo que pregonaron adalides de la comentocracia, como Enrique Krauze, quien en su cuenta de X (twitter) borroneó: “Después de ser una monarquía, el 4 de octubre de 1824 México se convirtió en una república. Pasaron 200 años. En septiembre de 2024, México dejará de ser una república para convertirse en una monarquía… ¿Lo permitiremos?”. Lo anterior generó, en la misma red social, un comentario burlesco de Jairo Calixto Albarrán: “¡Creo que Krauze ve más algoritmos que Pedro Ferriz!” (agosto 24, 2024).




El otro cabecilla de la comentocracia mexicana, es sin duda Héctor Aguilar Camín, quien expuso: “Asistimos este año a la demolición constitucional de la democracia y de sus instituciones. Prácticamente quedó instalada en nuestro país una dictadura legal.” Y remata: “La democracia mexicana ha sido desmontada con los instrumentos de la democracia”. (Milenio, XII-20- 2024). Esto ameritó una respuesta de la primera mandataria, quien tras preguntarse si practicar la democracia es autoritarismo, exclamó en una Mañanera: "Está molesto porque se le acabó el uso de recursos públicos para su beneficio" y enseguida, sobre los comentócratas manifiesta que “su enojo…les pone un velo que evita que hagan un análisis de lo que realmente está pasando en el país…un apoyo muy grande a la Cuarta Transformación…” (El Ciudadano, 27-XII-024).


Aun cuando la titular del poder ejecutivo federal afirmó que al llegar ella al poder no lo hacía sola, sino con todas las mexicanas, hay acervas críticas que la contradicen. Y una de las mas destacadas es la columnista Denise Dresser, quien afirma y recontra afirma que Sheinbaum no gobierna, sino su predecesor, según declaró en redes sociales: “A 100 días de haber asumido el poder, Claudia Sheinbaum es una Presidenta Pigmalión. Detrás de ella hay un hombre que la ha moldeado y creado para asemejársele. El bastón de mando lo carga ella, pero lo mueve él.” Y con filosa pluma, opina de la reforma judicial que Claudia apoyó: “es dolorosa, surreal y decadente”. En cambio, la primera magistrada de la nación sostiene que, con tal innovación constitucional, el poder judicial se democratiza, el nepotismo termina y la corrupción en el ramo de justicia desaparecerá, siendo ahora sí rápida, expedita y gratuita para beneficio del pueblo.


Con los anteriores ejemplos, que sirven como botones de muestra de la calculadora comentocracia orgánica, o sea los antes apapachados intelectuales y escribidores de la comunicación tradicional, beneficiados en administraciones neoliberales generosamente por el erario, queda más que probado el sesgo de tales personajes. Pero podríamos mencionar centenas de “comunicadores” de la calidad de los siguientes: Sergio Sarmiento, Raymundo Rivapalacio, Ricardo Alemán, Leo Zuckerman, Azucena Uresti, Carlos Loret de Mola, Jorge Castañeda Gutman, Luis Cárdenas, Carlos Marín, Joaquín López Dóriga, Héctor de Mauleón, Ciro Gómez Leyva, Lorenzo Córdoba, Federico Reyes Heroles, Pablo Hiriart, Jesús Silva Herzog Márquez y un larguísimo etc. Y la animadversión de los simpatizadores de la comentocracia llega hasta a los medios sociales, donde la inteligente y bella tapatía Altagracia Gómez -quien colabora con la Presidenta, sin recibir sueldo- fue infamada por la vestimenta que lució el día de la presentación del Plan México; indumentaria ciertamente muy mexicana y garbosa.





Es una verdadera tristeza que tantos y tan inteligentes articulistas-escritores, no se sumen a la unidad nacional que demanda la república. En tal tesitura se encuentran las mayorías de las oposiciones inscritas dentro de la reacción conservadora, al estilo del magnate Claudio X. González Guajardo. Más como afirmó nuestra Presidenta: a estas alturas de la historia no es la corrupción, la triquiñuela, el odio, el clasismo, el racismo y el machismo — reminiscencias de la sociedad de castas de la Colonia, del conservadurismo decimonónico y el reciente neoliberalismo— lo que genera libertad, justicia social, solidaridad, progreso y la democracia, principios que sostenemos los mexicanos en su mayoría y que son el sustento de la patria que anhelamos.


Afortunadamente, gobernadores y alcaldes de todo el país, demostraron el pasado 16 en la capital azteca, en una inédita reunión que sostuvieron con la mandataria, por voz del ejecutivo neoleonés Samuel García, de Movimiento Ciudadano, que cerraban filas alrededor de la Presidenta, secundándolo el priísta de Durango, Esteban Villegas, quien manifestó: “Estoy convencido que, cuando trabajamos unidos federación, estados y municipios, podemos hacer mucho más cosas, mucho más rápido y con mucho más efectividad. Por eso, sigamos así, unidos, porque México es más grande que cualquiera de nosotros… más grande que cualquier color… más grande que cualquier tema de grupo o particular”. (La Jornada, 16-I-2025).


Por lo anterior, es bueno que escuchen los comentócratas sesgados y sus semejantes de las derechas, lo que con firmeza exteriorizó Claudia Sheinbaum al exponer logros y propósitos con motivo de sus cien días de gobierno y que debemos suscribir la mayoría de compatriotas: “Que se oiga bien, lejos y fuerte: No vamos a regresar al modelo neoliberal; no vamos a regresar al régimen de corrupción y de privilegios, no dejaremos que regrese la decadencia del pasado, donde se gobernaba para unos cuantos…hoy tenemos un México vivo, soberano, independiente, libre, democrático, cada vez más justo, con un pueblo alegre, entusiasta y empoderado”.


Así es que, al unísono de todos los mexicanos -ojalá se sumaran los comentócratas y oposiciones- debemos secundar lo que dijo en la antedicha reunión el mandamás panista de Querétaro, Mauricio Kuri, el pasado jueves 16: “es tiempo de unidad, es tiempo de tener únicamente tres colores: el verde, el blanco y el rojo…seamos conscientes de que enfrentamos retos de gran trascendencia. La historia nos recuerda que, divididos, garantizamos la desventura; también, que cuando estamos unidos, nada derrota a las y los mexicanos”.




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