El Volcán/Guzmán
El investigador del CUSur y Coordinador del proyecto, Alejandro Macías Macías, compartió que la idea inicial era instalar 11 parcelas agroecológicas, pero al final fueron 19 en seis comunidades, además de un buen número de huertos.
“En las parcelas se hizo un proceso de reconversión hacia la agroecología, puesto que eran parcelas que se dedicaban a cultivos industriales, o a maíz, pero en monocultivo; aplicaban agroquímicos, fertilizantes y otros insumos externos y hoy son parcelas en las que se hace agricultura diversificada, se utiliza el sistema milpa, se tienen árboles frutales de distintas especies, se cultivan hortalizas de acuerdo con las condiciones de cada uno de los territorios y necesidades de los productores”.
CAPTACIÓN
DE AGUA DE LLUVIA Y FARMACIAS VIVIENTES
Otras de las acciones consistieron en elaborar un sistema de captación de agua de lluvia a través de la instalación de geocisternas, además de sistemas de producción apícola y avícola; fueron construidas farmacias vivientes, especialmente en Jalisco, para aprovechar las plantas endémicas, y en las comunidades se hicieron sistemas para obtener biofertilizantes.
“Hicimos algunos talleres para la producción de otro tipo de fertilizantes aprovechando las plantas, animales y materia orgánica de las comunidades. Nuestro proyecto fue visto como una transición agroecológica integral, puesto que no sólo era lo que sucedía en el interior de la parcela, sino en toda la comunidad; aunado a las parcelas trabajamos en los huertos agroecológicos de traspatio, en espacios más pequeños, que existen cerca de los hogares de las personas”, apuntó.
Explicó
que la vinculación fue otro aspecto importante, puesto que hubo
acercamiento con instituciones educativas y se hicieron varios
huertos escolares. Desde el principio el proyecto tenía una
connotación intergeneracional, debido a que los actores
fundamentales en esta transición son las niñas y los niños; por
ello, en Jalisco se creó la Escuelita de Saberes y se realizaron
trabajos en kínder, escuelas primarias y secundarias.
“Tuvimos
diferentes sesiones de Escuelas de saberes rurales para campesinos en
aras de compartir los saberes entre todos. Hicimos una Gaceta
agroecológica que se publica cada mes, y en ella escriben los
campesinos y comparten sus experiencias. Estamos haciendo
documentales, un libro, festivales culturales en los tres estados
para fomentar esta práctica; eventos sociales y académicos;
generamos estrategias en los tres estados para la distribución de
los productos”, precisó.
En el proyecto, que se realiza con el apoyo del Conacyt, a través de los Programas Nacionales Estratégicos, participan más de 120 personas entre campesinos, niños, niñas, adultos mayores, académicos, trabajadores y estudiantes.
“Nos concentramos en la comunidad de El Rodeo, en la Sierra del Tigre, en el municipio de Gómez Farías, y a partir de ahí empezamos a vincularnos con otras comunidades, aunque no propiamente para desarrollar el mismo proyecto, sino para tener aprendizajes de otras localidades; estuvimos en comunicación con gente de Tapalpa, Unión de Guadalupe y de otras. En el caso de Ciudad Guzmán, nos contactamos con un campesino que tiene más de 40 años practicando la agroecología, lo hemos apoyado para que fortalezca su esquema y hemos aprendido mucho de él”, expresó.
Puntualizó que el balance es positivo, y aunque desde el principio sabían que es un proceso de largo plazo que iba costar trabajo y que dos años y medio es muy poco tiempo para decir que consolidaron algo, tienen la seguridad de que van hacia allá.
“Quedan muchos retos y por eso, más allá del financiamiento que obtuvimos, vamos a seguir trabajando en las tres entidades para fortalecer sus procesos; meteremos más proyectos que nos permitan obtener recursos para seguirlos apoyando”, concluyó Macías Macías.
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