Salvador
Encarnación*
Enrique García González nació el 13 de febrero de 1930 en la ex hacienda de La Magdalena, ahora Pueblo de Juárez, municipio de Coquimatlán, Colima. Es autor de dos libros de historia: Gral. José María Donato Guerra Orozco y Amado Guadarrama. Biografía, ambos militares combatientes contra la invasión francesa. Es coautor en los libros: Palabras, modismos y expresiones del sur de Jalisco. En el libro La Revolución Cristera en el sur de Jalisco participó con el texto: "La Revolución Cristera en Teocuitatlán". En Sitios del Sur de Jalisco se incluye su ensayo: "Artesanos de Teocuitatlán", y en Noticias y voces del sur de Jalisco participa con dos textos: "La batalla del Tapanco.1923" y "Dr. Jesús Chavarín Vázquez (padre de José Mojica)". Es autor de varios artículos, es de mencionar: "Arcadio Zúñiga y Tejada", publicado en el boletín del Capítulo sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco.
Ha recibido las preseas Severo Díaz Galindo e Hilarión Romero Gil por la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco. Las medallas Luis Pérez Verdía y Fray Antonio Tello por la Asociación de Cronistas Municipales del Estado de Jalisco. En octubre de 2022, el H. Ayuntamiento de Teocuitatlán de Corona, siendo don Ricardo Sahagún Quiñones el Presidente Municipal, lo declaró Hijo Adoptivo y Predilecto de esa población.
Se presenta esta entrevista biográfica:
Su infancia
“Estudié los tres primeros años de primaria en mi pueblito porque era todo lo que había. Ya no recuerdo el nombre de la primaria ni el nombre de mis maestros. Las clases las tomábamos en una antigua hacienda del siglo XIX, propiedad de un exgobernador del estado de Colima. Los otros tres, para completar sexto, los cursé en Colima en la primaria Benito Juárez, ubicada enfrente del Jardín Juárez. Yo vivía con unas amistades por la calle Madero. Como a unas cuatro cuadras del jardín Núñez, al oriente. Antes de llegar a mi casa había un río y se cruzaba por un puentecito. Al terminar sexto hice un curso de taquimecanografía en la Academia Profa. Rosario Gallegos, ubicada hacia el norte, como a cuatro cuadras de la Catedral; allá por el año de 1947. Por ese tiempo Colima era una ciudad tranquila. Tan así que la Feria se realizaba en el jardín Núñez.
El temblor del 41 me agarró en Pueblo de Juárez. Estaba en tercero de primaria, de once años. Iba cruzando un río cuando comenzó a temblar. A mí me dio mucho susto, estaba chamacón. Vi que la corriente se paró por el temblorzón. Duró como cinco minutos; era temprano, antes del mediodía. Con ese susto me devolví a mi casa. Fue cuando Colima sufrió grandes daños”.
La juventud
“A finales del 47 me trasladé a Guadalajara junto con una señora y su hijo que iban a buscar nuevos horizontes. Para pagar mi traslado trabajé dos semanas de peón de albañil y con eso pagué el boleto del tren. Llegamos a vivir a una vecindad por la calle Obregón, a dos cuadras de la Calzada, hacia el oriente; por ahí estaba el cine Orfeón. Para sostenernos el amigo y yo conseguimos un trabajo para vender Seguros Monterrey. Los de la oficina, para medio pasarla, nos prestaron unos centavitos. Pero no se vendía la cosa. Al ver que no rendía me di de alta en la Escuela Militar de Aviación que se ubicaba en la cerrada de Hidalgo y Lafayette, lo que es ahora la Base Aérea, pero entonces eran las oficinas. Ganaba 145 pesos mensuales en 1948 con el grado de soldado de ordenanza; son los que hacen el aseo de las oficinas y los mandados. Me iba a pie desde Obregón hasta allá para entrar a las ocho de la mañana. Por mi trabajo me ascendieron a cabo y luego a Sargento segundo y me aumentaron el sueldo, poquito a poquito. Nos daban el uniforme de caqui y yo andaba por la calle con la cuartelera. A veces agarraba un camión que costaba cinco centavos desde San Juan de Dios hasta allá. Ahí duré seis años.
Estudié la secundaria luego, luego, que empecé a trabajar en la Escuela Militar. Era la Escuela Secundaria por cooperación # 1. El Director era el profesor Mora Morán (1) quien después ingresó a la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística. Se ubicaba a un costado del Teatro Degollado, por la calle Hidalgo. Yo llegaba con mi uniforme de caqui y todo porque trabajaba de ocho de la mañana a las tres de la tarde y estudiaba de cinco a once de la noche.
Cuando terminé la Secundaria ingresé a la Preparatoria de Jalisco, en la noche, de cinco a once otra vez. Al terminar la Preparatoria hice trámites para ingresar a la Facultad de Medicina. Hice el examen de admisión y salí aceptado. Ahí había clases desde la mañana. ¿Qué pasó con mi trabajo en la Escuela de Aviación? Tuve que causar baja. Me dijeron: «Estudia o trabaja». Yo lo que quería era ser médico. La carrera de médico militar no me interesó ni la aviación tampoco. Para sostenerme obtuve un puesto de maestro de Primeros Auxilios en las escuelas municipales. Así me la fui llevando. Una amiga de Colima me daba unas ayuditas. Estudiar mi carrera fue difícil. Entre mis compañeros de la facultad están, entre otros, el psiquiatra Raúl López Almaraz y Marcos Montero Orozco, hijo del líder sindical. Yo soy de la generación 53-59.
En el quinto año de medicina me tocó el internado. En un rol de turno 24 por 24. Ahí nos daban de comer los días que trabajábamos, día y noche. Al terminar el Internado, Salubridad me destinó para mi Servicio Social a un punto que se llama Lo Arado, por el rumbo de Tepic. Pero me dijeron: «Mire, al lugar que lo teníamos destinado ya está ocupado. Pero tenemos un oficio de la presidenta municipal de Teocuitatlán, solicitando un médico». Ella era la maestra María de Jesús Sosa Díaz, fue un año presidenta y por Concejo. Era nacida en Tuxcueca pero su familia se trasladó a Teocuitatlán cuando ella tenía ocho años. A los catorce años fue maestra en la primaria de Citala, de aquellas escuelas maternales que había.
Una compañera de la Facultad, Alicia Contreras, con raíces en Teocuitatlán me dijo: «Enrique vamos para que conozcas en pueblo a donde vas a ir». Llego como pasante de medicina el 2 de octubre de 1958 a las seis de la tarde, en un comando porque estaba muy fea la playa. Llegué a la casa de la señorita Sosa a dar mi Servicio Social, pero en realidad empecé mi servicio profesional. Mucho trabajo día y noche. Fui a dar consulta a caballo a todas las comunidades, en tiempo de aguas y en secas. No había Centro de Salud. Terminado mi servicio social, me recibí en el año de 1959. Luego fui a México a conocer y en Salubridad me dieron trescientos pesos de gratificación por el Servicio.
La fiesta de Graduación fue en El Agua Azul en un salón grande. Algo normal no tan rimbombante como lo hacen ahora.
La vida profesional
Al regresar de México me vine a Teocuitatlán. Ya estaba aquí, a dónde más iba. Me propuse comprar los adelantos médicos para la atención de los pacientes.
Al poco tiempo el Ayuntamiento me nombra Presidente del Patronato proconstrucción del primer Centro de Salud. Tiempo después, para construir el nuevo que ahora está.
En 1961 compré un aparato de Rayos X. Lo que se podía hacer en traumatología yo lo hacía. Ayer vino un abogado. Me recordó que cuando él estaba chamaco yo le había sacado unas radiografías y que le había puesto yeso y toda la cosa. Dijo: «Mire, quedé muy bien». Uno que fue presidente municipal, Carlos Adrián Lomelí Becerra, de chamaco, estaba en la primaria, vino y me dijo: «Usted me atendió». Ejercí mi profesión de médico 53 años.
Impulsor del deporte
Todos los gastos para el deporte salieron de mi bolsa. Tuve equipos en la infantil, juvenil, primera interzona y primera especial. Y seguía con mi trabajo, duro. En 1964 estaba de presidente municipal un compadre mío, Joaquín Contreras, era el 31 de diciembre y ya iba a salir del cargo, a las doce del día me habla y me dice:
─Compadre, fíjese que hoy tenemos que pagar la indemnización del campo deportivo y nosotros no tenemos los centavos. Compadre, ¿nos los presta?
─Sí como no compadre. Con mucho gusto. Y cuánto es.
─Setecientos trece pesos.
Cuando di el dinero dije entre mí: Hasta aquí llega la revolución deportiva de mi vida. Aquí está el campo. Y nunca me devolvieron el dinero.
Investigador
En 1985 tuve el gusanito de saber quiénes eran los gobernantes que había tenido Teocuitatlán, los más que se pudieran. Conocía, por medio del deporte, a Federico Munguía Cárdenas, y le pregunté en dónde podía consultar esa cosa. Fue cuando empecé a indagar. Después me dijo: «Oye, porque no ingresas a la Sociedad de Geografía y Estadística». Entonces empecé mi trabajo sobre Donato Guerra. Nunca dejé mi trabajo de médico. Investigué poco a poquito. Y ese tema fue mi ingreso a la Sociedad de Geografía y Estadística el día 5 de abril de 1987. La sesión académica fue en la Quinta San Francisco. El presidente de la Sociedad era el Ing. César Gabriel Alfaro Anguiano y el Secretario era el Lic. Fernán Gabriel Santoscoy Faudón. Vino mi amigo Ayón Zéster, en paz descanse. Luego investigué y escribí la biografía de Amado Guadarrama. Ayón publicó mis dos libros, el de Donato Guerra y Guadarrama.
El Museo de Teocuitatlán
El Museo inició también en el año de 1985. Comprando piezas poco a poco. Desde el inicio, cuando apenas tenía setenta y cinco piezas, solicité autorización para el registro. En 1992 constituí, ante notario, la asociación Museo Regional de Teocuitatlán, A.C. el Museo tiene ochocientas cuarenta piezas con cédula, registradas en México. Y me cobraron nueve mil pesos por el registro.
El final
Ya para terminar te diré que el campo deportivo lleva mi nombre. A mí no me gusta eso. Les comenté ─como pretexto─ que faltaba una entrada formal al campo y en tanto me traje la placa. Mira, ahí está.
CITAS
1.
Profr.
Salvador Mora Morán. Fue aceptado a la Benemérita Sociedad de
Geografía y Estadística del Estado de Jalisco en el año de 1987.
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