Nos
damos cuenta de que sólo por medio de la derrota total, podemos dar
nuestros primeros pasos hacia la liberación y la fortaleza. La
admisión de nuestra impotencia personal resulta ser a fin de cuentas
la base segura sobre la que se puede construir una vida feliz y
útil.
— Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 19
Cuando
el alcohol influenciaba en todas las facetas de mi vida, cuando las
botellas se convirtieron en símbolos de mi libertinaje y de la
satisfacción inmoderada de mis deseos, cuando me di cuenta de que,
por mí mismo, no podía hacer nada para sobreponerme al poder del
alcohol, me di cuenta que no tenía otro recurso que la rendición.
En la rendición encontré la victoria — victoria sobre mi egoísta
inmoderación, victoria sobre mi necia resistencia a la vida tal como
se me había dado.
Cuando dejé de pelear con todos y
con todo, empecé mi caminar por el sendero de la sobriedad, de la
serenidad y de la paz.
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