lunes, 2 de diciembre de 2024

Menos muros y más espacio para los discapacitados


 

José Luis Vivar



Apenas en 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) establecía el 3 de diciembre como el Día Internacional para las Personas con Discapacidad. Es decir, que desde hace apenas treinta y dos años que se busca en todo el planeta no solo promover los derechos y el bienestar de esos seres, sino ayudarlos a superar las dificultades que enfrentan cada día, y a la vez integrarlos a la sociedad que pertenecen.



Todo esto suena bien al momento de leerlo, y enfocándonos en México, debe reconocerse que ha habido avances, aunque no como sucede en otros países. Y esto no es solo por culpa de los gobiernos en cualquiera de sus órdenes, que también tienen mucha responsabilidad, sino entre los mismos ciudadanos.


Esto cualquiera puede comprobarlo en las calles, en los medios de transporte y en los lugares que son exclusivos para personas con discapacidad. El simple hecho de cruzar una calle con o sin semáforos representa toda una odisea para los invidentes o quien se desplaza en silla de ruedas. ¿Nunca ha visto la indiferencia de la gente que cruza sin voltear a verlos? O qué decir de las personas con problemas de audición en alguna dependencia gubernamental para realizar un trámite. En un restaurante de comida rápida, en la parada de un camión o cuando tomar un taxi y les cuesta entender lo que les cuestionan o les dicen.




Ser discapacitado en muchas poblaciones de nuestro país no es nada fácil. Y no es por falta de información sobre el trato hacia estas personas, sino porque no toda la gente tiene la sensibilidad, la educación y la cultura para comprenderlas, para ayudarlas. La persona con bastón o muletas desespera a los conductores cuando se les atraviesan. Los espacios en calles, negocios y centros comerciales con el señalamiento que es para estas personas les importa poco a muchos y se estacionan. Si alguien les pide que se muevan porque son discapacitados la respuesta puede ser de absoluta indiferencia o de inmensa agresividad. Basta ver las noticias para saber que más de una persona ha sido golpeada por un iracundo conductor; a veces hasta los vigilantes de las plazas o agentes de tránsito han sido víctimas también.

Las personas discapacitadas tienen derechos y obligaciones como cualquier ciudadano, pero si no se hace conciencia desde casa, desde la escuela en todos los niveles, seguiremos viéndonos como una sociedad primitiva o del Tercer Mundo, como muchas veces nos catalogan. El simple hecho de dar una mano a quien lo necesite, entender que hay más lugares para quienes buscan estacionarse. En otras palabras hace falta más espacio y menos muros para las personas con discapacidad que más celebrar su día, deben continuar esperando más de nosotros.




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