Cree más
profundamente. Levanta la mirada hacia la Luz, aunque por el momento
no puedas ver.
— Como lo ve Bill, p. 3.
Durante
mis meditaciones matutinas, un domingo de octubre, me asomé por la
ventana y vi el fresno en el patio de enfrente. De inmediato quedé
sobrecogido por su magnífico color dorado. Mientras lo miraba
fijamente asombrado por la obra artística de Dios, las hojas
empezaron a caer y en pocos minutos sus ramas quedaron desnudas. La
tristeza me invadió al pensar en los meses de invierno por delante,
pero mientras reflexionaba sobre el proceso anual del otoño, me
llegó el mensaje de Dios. Como los árboles, desnudos de hojas en el
otoño, brotan nuevos botones en la primavera, yo, despojado de mis
costumbres obsesivas y egoístas por Dios, puedo florecer como un
miembro de A.A. sobrio y alegre.
Gracias a Ti, Dios, por
el cambio de estaciones y por mi vida en cambio continuo.
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