martes, 17 de diciembre de 2024

Irán vs Israel; la guerra es inevitable

 

Mapa de la zona en conflicto.



Mtro. Jesse Martínez



Los acontecimientos de las últimas semanas en Siria han sido dramáticos. En menos de dos semanas, el cambio de poder en el país modificó el tablero internacional y redistribuyó las posiciones políticas en medio oriente. La caída del ex presidente sirio Bashar Al Assad tiene diferentes causas pero, de manera general, aún es difícil dar una explicación certera ¿Por qué Rusia e Irán no apoyaron con más fuerza a Al Assad? ¿Por qué el Ejército Arabe Sirio no resistió a los rebeldes? ¿Por qué se lanzó en este momento la ofensiva? Estas preguntas, a pesar de no tener una respuesta precisa, abren la ventana a un contexto mucho más amplio y complejo, a una realidad que avanza contundente hacia un desenlace explosivo de los acontecimientos.



Primero, durante la llamada “Primavera Árabe”, Siria fue escenario de protestas que derivarían en la guerra civil que enfrentó al gobierno de Bashar Al Assad con diferentes facciones rebeldes y grupos terroristas tales como el Ejército Libre Sirio, el Estado Islámico o el Frente Al Nusra. El período más álgido del conflicto abarcó del 2014 hasta el 2017, periodo en el cual el gobierno de Al Assad estuvo a punto de caer e incluso enfrentó la amenaza de una intervención de Estados Unidos por la acusación del uso de armas químicas; en ambas situaciones fue Rusia, a través de su presidente Vladimir Putin, quien evitó la caída del gobierno establecido en Damasco, consiguiendo que poco a poco se estableciera un frágil equilibrio. Frágil por la cantidad de actores internos y externos involucrados, los intereses geopolíticos y económicos. Hasta ahí, Rusia había ganado con la continuidad de Al Assad como presidente, asegurando un aliado estratégico en medio oriente y asegurando su base naval en el puerto sirio de Tartus.


Pero ahora la situación es diferente. Rusia ha perdido su posición de influencia en Siria y su base en el mar Mediterraneo está en juego hasta una nueva negociación con el grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS) y su líder Abu Mohammed al Jawlani, nuevo gobernante de Siria. Este grupo consiguió en menos de dos semanas tomar Damasco, la capital de Siria y obligar a Bashar Al Assad a abandonar el país. Al principio los rusos apoyaron a Al Assad con ataques aéreos en contra de los rebeldes, pero ante la nula resistencia del Ejército Arabe Sirio (fuerza armada oficial del gobierno) esta participación cesó. Lo que tanto se defendió la década pasada ahora se esfumaba en una campaña rápida y sin lucha. Es muy complicado atribuir este suceso a una sola causa, pero sí se puede afirmar que la Siria de Al Assad sobrevivía en un delicado, frágil y complejo juego de fuerzas al interior del país.


Abu Mohammed al Jawlani, nuevo gobernante de Siria.


HTS y Al Jawlani están respaldados por Recep Tayyip Erdogan presidente de Turquía, quien por ahora es el gran ganador internacional ante la caída de Bashar Al Assad (refugiado en Moscú). De esta manera, Ankara expande su influencia en la región y desplaza a Irán como la potencia regional dominante en la zona. Aún es prematuro saber hacia dónde se dirigirán las pretensiones de Erdogan, pero lo que sí es un hecho contundente es que Teherán ha perdido a un gran aliado, el cual era fundamental para mantener contacto y brindar apoyo a Hezbollah en el Líbano. Ahora, sin un puente terrestre, Hezbolá queda aislado de su patrocinador. Este resultado es sumamente benéfico para Israel, quien de inmediato ha entrado al sur de Siria y se ha posicionado en áreas estratégicas desde donde puede atacar con gran ventaja a la ciudad de Damasco; pero, además, se ha asegurado de destruir toda la armada, fuerza aérea y artillería anti misiles sirios, dejando así al país en un atraso militar sin precedentes, prácticamente indefenso ante las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).


El poder e influencia de Irán en el medio oriente tenía como columna vertebral el Eje de la Resistencia, conformado por el propio Irán, Siria, Hezbollah en Líbano, Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, los Hutíes en Yemen y las milicias chiítas en Irak. Este complejo sistema de alianzas, le permitía proyectar su poder más allá de sus fronteras e incluso poner en jaque al propio Estado de Israel; la amenaza de movilizar a todas estas fuerzas en una acción conjunta le brindaba una capacidad de disuasión enorme. Sin embargo, el Eje de la Resistencia ha sido diezmado, uno a uno, sus miembros han enfrentado sin éxito a Israel. El integrante más reciente en caer fue Siria, pero inmediatamente antes las FDI habían sostenido desde el 1 de octubre una invasión y ataques al Líbano liándose en una guerra sin tregua contra Hezbollah. Esta incursión israelí finalizó el 27 de noviembre con un alto al fuego entre Israel y Líbano, el cual desplegará su ejército en el sur de su territorio para crear una zona de “amortiguamiento” que detuviera los ataques de Hezbollah. Aunque los israelíes sufrieron en la invasión terrestre, sus ataques aéreos fueron implacables; si bien no consiguieron destruir a Hezbollah, el haber liquidado a Hassan Nasrallah (líder de Hezbollah por más de 30 años), a su sucesor y toda la cúpula de la milicia fue un golpe durísimo para su estructura. Aunque Hezbollah sigue operando ahora está diezmada, sin los mandos clave para poder coordinarse eficientemente y lanzar un ataque de relevación. Aunado a ello se puede agregar que ahora está aislada de Irán y del suministro bélico necesario, ya sin Bashar Al Assad en Siria, Hezbollah no tiene manera de recibir ayuda iraní, ha quedado acorralada entre Israel y Turquía. Esta pérdida es muy posiblemente la más dolorosa para Irán, pues ha invertido demasiados recursos de todo tipo en la milicia chiita libanesa.


Bashar Al Assad y el ayatolá Alí Jamenei



Respecto a Hamás no hay mucho que decir ya; la descrucción y genocidio israelí en Gaza han disminuído mucho su fuerza y capacidad de combate. Además, al igual que con Hezbollah, sus líderes han sido sistemáticamente aniquilados. Es verdad que su gran valor los mantiene en una resistencia férrea, pero con las ciudades y asentamientos arrasados solo se puede ejercer la guerrilla urbana; pueden desmoralizar al enemigo, causarle bajas y llevarlo al límite, pero ya no son un factor que pueda impactar en el ámbito regional, mucho menos ahora que Hezbollah no es capaz de abrir un segundo frente en el norte de Israel.


Finalmente, a Irán le quedan dos cartas menores, las milicias chiitas en Irak y los hutíes en Yemen. Las milicias iraquíes, no tienen la capacidad de trastocar el equilibrio de poder en la región, cuando mucho pueden llegar a intervenir en Siria y generar un foco de lucha, pero no más. Por otro lado los hutíes han sido arrojados en los ataques a Israel, los único que le han declarado la guerra formalmente y no han escatimado recursos en atacar con misiles. Pese a ello, sus capacidades son limitadas, tienen recursos militares escasos y están geográficamente aislados del resto del Eje. El valor de la resistencia hutí es más simbólico, por eso su derrota o aniquilación será el último mensaje de Israel antes de lanzarse contra su enemigo mortal: Irán.


 En este espacio ya se ha comentado en varias ocasiones sobre el conflicto entre Irán e Israel. Esta vez iremos directo al grano: Israel lanzará la guerra definitiva contra Irán. ¿Por qué? Porque su objetivo es impedir que Teherán consiga el arma nuclear. Todas las señales marcan ese rumbo de los acontecimientos: el Eje de la Resistencia ha sido desmantelado, Irán ya no tiene la misma influencia regional ni la capacidad de fuego sin sus proxies. Su posición actual es la más vulnerable en al menos los últimos veinte años. Y, conforme a sus acciones, resulta sumamente improbable que Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, deje pasar la oportunidad. Aún más, bajo una visión completa de los acontecimientos, es válido especular que la muerte de Ebrahim Raisi —quien fuera presidente de Irán y posible sucesor del ayatolá Alí Jamenei— y otros altos cargos del gobierno persa no fuera un accidente, sino un atentado o ataque directo de Israel. Teniendo en cuenta el modus operandi de Israel, se puede esperar que su objetivo sea aniquilar al ayatolá, a la cúpula del gobierno y la élite de la Guardia Revolucionaria; de esta manera daría un golpe mortal a la estructura político-militar a la vez que se motivaría una rebelión popular en contra del régimen islámico. Israel ha dejado claro que su estrategia opera de esta forma, aniquilar a los mandos mientras avanza con poder de fuego en el terreno; en el caso de Irán las instalaciones nucleares serán el objetivo. Es incierto determinar si los persas tendrán oportunidad de responder a este ataque con todas sus capacidades militares, en especial con su enorme arsenal de misiles. El error de Irán fue guardar demasiada mesura cuando todavía tenía la capacidad de enfrentar a Israel (lo mismo sucedió con Hezbollah); apostar a la disuasión tiene un límite, de nada sirve tener una gran capacidad de fuego o ventaja militar si esta no se utiliza y se permite avanzar al enemigo a pequeños pasos, considerando que estos no son motivo suficiente para una respuesta contundente —lección que Rusia debería entender de inmediato si quiere ganar la guerra en Ucrania—.





Hay dos preguntas que vale la pena plantear ¿Cuándo sucederá? Y ¿Hay una posibilidad de evitarlo? A la primera pregunta se responde que no pasará mucho tiempo, nuevamente se reafirma que antes de iniciar la guerra sucederá un gran ataque a los hutíes en Yemen. Aunque debido a los antecedentes todo indica que Tel Aviv espere a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca para dar este paso. Y, a la segunda pregunta la respuesta es: sí. La única posibilidad de evitar esta guerra es, paradójicamente, otra guerra: la de China contra Taiwán y por consiguiente contra EEUU. Netanyahu cuenta con el apoyo incondicional de Joe Biden y Donald Trump, pero si Washington entra en guerra con Beijing es dudoso que tenga la capacidad de respaldar plenamente a Israel en su guerra contra Irán. Esto elevaría muchísimo el riesgo para los israelíes. Las posibilidades se agotan, el tablero se achica y el escenario camina hacia un solo desenlace: la guerra es inminente.



*Email: jesse.1984@outlook.com




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