Sabemos que Dios nos cuida amorosamente. Sabemos que cuando acudimos
a Él, todo irá bien con nosotros, aquí y en el más allá.
—
Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 103.
Rezo para
estar siempre dispuesto a recordar que soy hijo de Dios, una alma
divina en forma humana, y que la tarea más básica y urgente de mi
vida es aceptarme, conocerme, amarme y cultivarme a mí mismo. Según
me acepte a mí mismo, acepto la voluntad de Dios. Según me conozca
y me ame a mí mismo, conozco y amo a Dios. Según me cultive a mí
mismo, actúo bajo la orientación de Dios.
Rezo para
estar dispuesto a abandonar mi arrogante autocrítica, y alabar a
Dios humildemente aceptándome y cuidando de mí mismo.
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