Fernando G. Castolo*
Así debe de haber sido, porque además de la novedad motora, también el ruido que hacían a su paso era parte del espectáculo en aquellos ojos asombrados. En aquel paisaje de novedad, poco a poco empiezan a aparecer más vehículos automotores, volviéndose más cotidianos en la ciudad; sin embargo, para los fuereños que venían de pueblos más pequeños les parecía algo inusitado y no dejaban de pronunciar jaculatorias por aquellos aparatos del demonio.
Existe un censo, de febrero de 1934, en donde se da cuenta pormenorizada de los propietarios de vehículos en la ciudad, una cantidad risoria para los más de cien mil vehículos que se encuentran registrados hoy en día... Los selectos miembros propietarios eran: Don Roberto Aguilar Vázquez y su hermano Don Salvador Aguilar Vázquez; el Sr. Notario Don José Basilio Cardona Machuca; Don Antonio Guízar Torres; Don José G. Castañeda, agente de seguros; el Dr. Don Salvador Hernández Rivera; el empresario Don Salvador Fuentes Trujillo; el Dr. Don Ángel González Ramírez; el Dr. Don José González de la Torre; el hacendado Don Santiago Gutiérrez; el Dr. Don José López Castellanos; el también hacendado Don Roberto Mendoza Mendoza y su hermano Don Manuel Mendoza Mendoza; el comisionista Don Guillermo Ochoa Mendoza; los hermanos Salvador y Albino Mendoza Ochoa; los hermanos Villanueva Guerra; el abarrotero Don Carlos Ríos Cobián; el industrial Don Rodolfo Vergara Chávez; el Dr. Don Mauricio Pérez Rangel; Don Arturo Peña; Don Roberto Jazo; y Don José Jaime. En total 22 vehículos automotores circulaban por las escuetas calles empedradas de la ciudad, así como por los caminos carreteros que carecían de asfalto, a fin de ir a paseos a sus fincas de campo que tenían diseminadas en la comarca. Este es un interesante aspecto en el Zapotlán de hace 90 años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario