…pero
cuando (el examen de conciencia, la meditación y la oración) se
entrelazan y se interrelacionan de una manera lógica, el resultado
es una base firme para toda la vida.
DOCE PASOS Y DOCE
TRADICIONES, Undécimo Paso: p. 93, 96, 99, 105 o 111.
Los últimos tres pasos del programa invocan la amante disciplina de
Dios sobre mi obstinada naturaleza. Si todas las noches yo dedico
unos momentos a revisar los puntos sobresalientes de mi día,
reconociendo a la vez aquellos aspectos que no me gustaron tanto,
obtengo una historia personal de mí mismo, historia que es esencial
para el viaje hacia mi autodescubrimiento. Podía ver mi desarrollo,
o la falta del mismo, y pedir en oración meditativa ser aliviado de
aquellos defectos continuos que me causan dolor. La meditación y la
oración también me enseñan el arte de centrarme y escuchar. Veo
que el alboroto del día se va apagando cuando rezo por su voluntad y
orientación. La práctica de pedirle a Él que me ayude en mis
esfuerzos por la perfección, le da una nueva perspectiva al tedio de
cada día porque sé que hay honor en cualquier trabajo bien hecho.
La disciplina diaria de oración y meditación me mantendrá en buena
condición espiritual para enfrentarme a lo que venga sin pensar en
un trago.
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