José Luis Vivar
Si existió un personaje importante a nivel mundial antes de la llegada de internet y las empresas de paquetería, ese era el cartero. Ataviado con su uniforme, gorra, la valija llena de correspondencia, silbato y bicicleta, el señor cartero era alguien que recorría las calles de las poblaciones llevando cartas, tarjetas postales, pequeños paquetes y publicidad. Todos los días se anunciaba antes de llamar a la puerta, y si el destinatario no estaba, metía por debajo de la puerta lo que pudiera dejarse. En caso contrario dejaba un aviso para que pudieran pasar a la oficina de correos a recoger su envío.
Valientes mensajeros que en su andar debía enfrentar las condiciones climáticas, evadir a los conductores furibundos y ser ágiles para saltar de la bicicleta y emprender la graciosa huida ante el inminente ataque de los perros tanto de casas particulares como callejeros. Algunos en más de una ocasión no la libraron y acabaron con las ropas desgarradas y con una que otra mordida.
Los carteros entregaban cartas que podían ser buenas o malas noticias. Las novedades de un familiar o una amistad, pero también el diálogo amoroso entre una pareja que por la geografía vivían en poblaciones distantes. Al mismo tiempo, entregaban libros, manuales, música e incluso películas en diferentes formatos. Es cierto que nada llegaba de un día para otro, aunque el remitente fuera del mismo estado. Pero de esto no tenían culpa los carteros a quienes muchos usuarios les reclamaban.
Y la pasaban peor los que carecían de bicicleta, los que debían hacer su labor a pie, gastándose las suelas de sus zapatos. Y a pesar del cansancio, de todas las dificultades también llegaban a nuestros domicilios para cumplir con su deber. Darles un vaso de agua por su esfuerzo lo agradecían siempre.
Cantinflas fue uno de ellos en una cinta, muchos compositores les dedicaron boleros, baladas, rocks e incluso raps. Pero de pronto se fueron extinguiendo, y aunque ahora se les observa moverse abordo de motocicletas, quedan muy pocos de ellos.
El 12 de noviembre quedó establecido como su día. Antes, se les rendían homenajes, y recibían regalos. Hoy, son un bello recuerdo y solo podemos decirles ¡muchas gracias señor cartero!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario