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jueves, 7 de noviembre de 2024

Emponzoñado con nuestra ira

 

 

El chismorreo, emponzoñado con nuestra ira, una especie de asesinato cortés por calumnia, también tiene sus satisfacciones para nosotros. En este caso, no intentamos ayudar a los que criticamos; pretendemos proclamar nuestra propia rectitud.

— Doce Pasos y Doce Tradiciones, p. 74


Algunas veces no me doy cuenta de que he chismorreado de alguien hasta que llega el fin del día y hago un inventario de mis actividades, y entonces, mis chismorreos aparecen como una mancha en mi lindo día. ¿Cómo podría haber dicho tal cosa? El chismorreo presenta su fea cara durante un descanso para café o una comida con mis asociados de negocios, o puedo chismorrear por la noche cuando me encuentro cansado y me siento justificado para reforzar mi ego a expensas de alguien. Defectos de carácter como el chismorreo se insinúan en mi vida cuando no estoy haciendo un esfuerzo constante para trabajar los Doce Pasos. Tengo que recordarme que mi singularidad es la bendición de mi ser, y esto se aplica igualmente a todos aquellos que se cruzan en mi camino. Hoy, el único inventario que tengo que hacer es el mío.

Dejaré el juzgar a otros en manos del Juez Final — la Divina Providencia.



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