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lunes, 14 de octubre de 2024

¿Quién diseñó la catedral guzmanopolitana?





Fernando G. Castolo



Nadie sabe que el maestro arquitecto que diseñó la primitiva Parroquia de Zapotlán el Grande, hoy majestuosa Santa Iglesia Catedral, fue don Manuel Gómez Ibarra, personaje que, gracias a su intervención en el diseño y construcción de las peculiares torres de la Catedral Metropolitana de Guadalajara, inspiró sus neoclásicas formas en aquella para concebir la exigencia de la feligresía zapotlense.



El arquitecto Gómez Ibarra nació en Guadalajara, entonces capital de la Nueva Galicia, el 11 de febrero de 1810, hijo de don Francisco Javier Gómez Mena y de doña María Manuela Ibarra, matrimonio distinguido e influyente en la sociedad tapatía.
Inicialmente cursó sus estudios en el Seminario Conciliar de Guadalajara y, posteriormente, en la Academia de Artes del Instituto de Ciencias del Estado.


Entre 1835 y 1836 el Obispo don Diego Aranda y Carpinteiro le encomienda la construcción del Sagrario Metropolitano. Después, en 1843, le fue encomendada la terminación del Hospicio de la Misericordia (hoy Patrimonio Cultural de la Humanidad).





Otras importantes obras del célebre arquitecto fueron: el Palacio Espiscopal de Guadalajara, el Santuario de San José de Gracia, la Parroquia de San Juan Bautista de Mexicaltzingo, etc., todas en Guadalajara. También tiene importante obra en otros municipios jaliscienses, así como en Aguascalientes y Tepic.


Ninguno de sus biógrafos ha considerado su intervención en el diseño de nuestra hermosa Catedral guzmanopolitana, la que seguramente proyectó por encomienda del entonces párroco don Antonio Zúñiga Ibarra (su pariente).






Los trabajos de construcción continuarían durante 34 años a partir de que se deposita la primera piedra el 27 de mayo de 1866. Acompañó estos trabajos el ilustre sacerdote don José Pablo Contreras Cobián quien, después de la misa dominical de las 7:00 de la mañana, encabezaba una numerosa comitiva de feligreses, quienes se encaminaban hacia el pueblo de San André Ixtlán, a las minas de cantera gris, retornando por la tarde, cada cual con una piedra en la mano.

Finalmente, el inmueble catedralicio fue puesto al servicio del culto público el 8 de octubre de 1900, encabezando la ceremonia, en nombre y representación del Arzobispo de Guadalajara, don Francisco Arias y Cárdenas, entonces Señor Deán y Vicario General de la Arquidiócesis tapatía, siendo párroco nuestro recordado Cura don Silviano Carrillo y Cárdenas.





El alcázar josefino, en sus obras de terminación, estuvo bajo la responsabilidad del ingeniero Domingo Torres, entonces director de la Escuela de Ingeniería jalisciense.

Hoy, el grandioso monumento de la Santa Iglesia Catedral conmemora su 124 aniversario, para orgullo de todos los zapotlenses y la región Sur en general.


Historiador e investigador.





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